Testimonios del coronavirus
Carta de la hija de una víctima a Sánchez: «Los actos acarrean unas consecuencias. Así es para todo hijo de vecino, menos para usted»
«Por desconocimiento o por incompetentes, pusieron en peligro a muchísimas personas, entre ellos a mi padre»
La verdad es que tenía poca confianza, por no decir ninguna, en que este gobierno supiera anticiparse y resolver con cierta solvencia toda esta crisis en la que actualmente nos encontramos, pero debo reconocer que sí esperaba una cierta transparencia a la hora de transmitir la información a la sociedad. Me parecía lo mínimo.
Mire usted, señor Presidente, no se lo voy a poner fácil quejándome de la falta de medios y anticipación manifiesta que han tenido en toda esta crisis. Tampoco le voy a dar la oportunidad de esconder su incompetencia tras los famosos recortes ajenos a su formación política, que han dejado, según ustedes, el sistema sanitario actual devaluado y que ha hecho que se encontraran ustedes, pobrecitos, con una sanidad precaria e insuficiente para hacer frente a la que se nos ha venido encima, pese a que días previos a la locura que nos sobrevino se dedicaron a sembrar tranquilidad presumiendo precisamente de lo contrario, del mejor sistema sanitario del mundo. No, no se lo voy a poner en bandeja. Voy a contarle mi dramática historia.
Mi padre comenzó con síntomas de coronavirus el 9 de marzo. Le hicieron la prueba del Covid-19 el 13 y le confirmaron el diagnóstico al día siguiente. Todavía tuvimos cierta suerte, porque mi padre trabajó toda su vida en el ámbito sanitario y eso le dio la posibilidad de tener acceso a la prueba con una cierta premura. Sé de sobra, viendo el desarrollo de los acontecimientos, que de haber dependido únicamente de usted y de su incompetente gobierno no se le hubiera hecho la prueba hasta muchísimo después , con las consecuencias que eso hubiera podido acarrear.
Otorgándole cierta veracidad a los datos que nos han proporcionado (que es mucho otorgar) respecto de los plazos de incubación y demás, mi padre debió contagiarse sobre el 5 ó 6 de marzo .
No le dió tiempo a estar confinado. Se contagió del virus antes de que usted decretara el estado de alarma, cuando según ustedes el virus estaba bajo control y la única premisa para evitar el contagio era no desplazarse a zonas de riesgo , que por aquel entonces eran Torrejón de ardoz y Tenerife. Desde ya le digo que mi padre no visitó ninguna de esas dos zonas, ni de cerca.
Mire usted, yo soy dentista, y cuando en mi ejercicio profesional cometo alguna acción que perjudica a uno de mis pacientes existen unas consecuencias para mí. A mí no se me pregunta la naturaleza de mi mala praxis si llegara a tenerla, no hay diferencia entre que la cometa por un descuido o por una falta de conocimientos, en cualquiera de los dos casos tendría una sanción en función de la gravedad de la situación. Eso nos han enseñado toda la vida, que los actos acarrean unas consecuencias . Así es para todo hijo de vecino, menos para usted.
Desconozco el motivo por el que no informaron a la población de que el virus no lo tenían controlado como decían y de que no tenían la menor idea de por dónde rondaba, y tampoco me importa. Sé que era así porque el caso de mi padre es el mayor ejemplo de eso. Desconozco si lo hicieron por desconocimiento o para intentar ocultar el desastre tan enorme a nivel de prevención que tenían encima de la mesa.
Si ustedes lo hicieron por desconocimiento, han resultado ser unos incompetentes de mucho cuidado, y si lo hicieron a sabiendas, son unos criminales. En cualquiera de los dos casos, pusieron en peligro a muchísimas personas, entre ellos a mi padre , sin darles ni siquiera la oportunidad de cuidarse al menos ellos solos.
Ahora les voy a decir lo que le pasaría a cualquier ciudadano de a pie, a sabiendas de que desgraciadamente ustedes no van a correr la misma suerte. Bien por incompetentes o por criminales, deberían pagar las consecuencias de lo que han originado y si tuvieran un poco de humildad deberían abandonar los cargos que ocupan y dejar paso a otros.
Mi padre fue tranquilamente a trabajar las dos semanas antes del confinamiento, sin tener ni idea que, al hacerlo, estaba arriesgando su vida . De saberlo no hubiera salido de casa, entre otras cosas porque no se lo hubiéramos permitido.
Mi padre ha fallecido después de más de un mes luchando con uñas y dientes por ganar la batalla a este terrible virus. Sé que a usted no le quita el sueño, a mi familia y a mí, en cambio, nos lo quitará por mucho tiempo.
Ha pasado todo este mes solo , la mitad del tiempo consciente y sin poder ni siquiera coger la mano de un ser querido. Y ahora, ya fallecido, nosotros, que somos cuatro hermanos y mi madre, que estamos confinados todos juntos en casa, nos encontramos en la situación de tener que decidir quién va a poder ir a despedirse de mi padre. Porque mientras usted llena de gente vagones de metro y permite que haya programas de televisión en lo que aparecen al menos diez personas, limita a tres la asistencia a incineraciones.
No solo ha demostrado usted ser un incompetente, es que ha demostrado no tener humanidad.
* Patricia Ferrero Márquez vive en Madrid.
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