Pacto estético para la reconstrucción

Siempre será una buena noticia que PSOE y PP pacten medidas conjuntas, más aún si se trata de recomponer social, política, económica y anímicamente a España tras la tragedia causada por el coronavirus. Es sintomático que el sectarismo ideológico no lo haya contaminado todo en nuestro país, al menos de momento. Es señal, en efecto, de que hay resquicios para pactos relevantes que afiancen a España ante Europa y que protejan a nuestros médicos y sanitarios. Sin embargo, cabe preguntarse qué efectos reales tendrán en nuestro país las conclusiones de una comisión parlamentaria de «reconstrucción» diseñada por el PSOE y Podemos a imagen y semejanza de Pedro Sánchez. Como guiño a la oposición, los partidos que integran la coalición de Gobierno y ERC acordaron ayer una enmienda transaccional que viene a matizar la exclusión de la educación concertada de las ayudas del Covid-19, lo que había provocado el rechazo frontal del PP a todo el paquete de medidas sociales de esta comisión. Se trata de un acercamiento, pero su naturaleza es puramente cosmética. Es deseable que los acuerdos que hoy se votan en el Congreso se materialicen en medidas concretas y eficaces, y que la comisión no quede reducida a una mera pantomima utilizada por Sánchez como coartada ante la ciudadanía. Sin embargo, conociendo a Sánchez, es mucho pedir.

El verdadero propósito de Sánchez es comunicar a Europa que ha alcanzado un pacto de reconstrucción con el PP, aunque sea de mínimos, para salvaguardar a su Gobierno y protegerse. El PP ha sido generoso y tampoco podía aparecer como intransigente, porque ese guión no habría sido entendido por buena parte de la ciudadanía. Pero engaños y trampas al solitario, los justos. La comisión ha sido irrelevante, cuando no excluyente, y el futuro de España se debate en Europa.