EDITORIAL ABC
Otro zarpazo del terrorismo islámico
El grueso del trabajo de erradicación debe llevarse a cabo en aquellos lugares donde los terroristas estaban tratando de establecerse y asentar sus estructuras, como Irak y Siria
EL atentado terrorista ha tenido lugar en las calles de Nueva York, pero el autor es un musulmán de origen uzbeko. Entre las víctimas hay también argentinos y belgas. Y los comandatarios del crimen se encuentran en algún lugar remoto de Oriente Próximo. La globalización en estado puro. El terrorismo es ya un mal global y su erradicación exige medidas también globales . Por supuesto que el grueso del trabajo de erradicación debe llevarse a cabo en aquellos lugares donde los terroristas estaban tratando de establecerse y asentar sus estructuras, en las zonas de conflicto en Irak y Siria, como hasta ahora se ha venido haciendo. Un estado islámico real donde los asesinos fanáticos contasen con infraestructuras seguras hubiera sido un riesgo inaceptable para todo el mundo. Pero su ausencia o incluso la evidente precariedad con la que viven los terroristas a la defensiva en sus antiguas zonas de influencia no ha servido, como se ve, para detener la posibilidad de que se produzcan nuevos ataques.
Hace dos meses y medio los terroristas golpeaban en Barcelona y por desgracia sabemos que el atentado de Nueva York no será tampoco el último. Pero eso no debe llevarnos a la resignación. La lucha contra el terrorismo islámico es una carrera de fondo que se disputa en todo el mundo y en todas las estructuras. La acción policial preventiva en los países occidentales sigue siendo esencial. Pero, sobre todo, es necesario instar a las sociedades musulmanas a que erradiquen de su seno esos comportamientos que justifican, alientan e impulsan el terrorismo. No será posible acabar del todo con esta lacra si entre los musulmanes sigue habiendo quien admita que se asesine a inocentes en su nombre.