Testimonios del coronavirus
Carta de una madre: «Es muy duro decirle a tu hija que, tras cuatro años de prácticas en el extranjero, no tiene un sitio en su país»
«Le digo que estamos aquí para apoyarla y que hay que perseverar, pero soy consciente de que no es gratificante seguir dependiendo completamente de tu familia»
Esta es la historia de mi hija pequeña , supongo que común a otras muchas historias.
Durante años intentamos darles a nuestras hijas la mejor educación posible , convencidos de que les abriría las puertas del mundo, pero obviamente no ha sido así.
Fueron años de no tener vacaciones, de arañar unos euros para matrículas, clases complementarias y postgrados , que son increíblemente caros para el ciudadano medio que no recibe becas simplemente porque no es pobre de solemnidad y vive de una nómina que no puede ocultar o disfrazar.
Es muy duro decirle a tu hija que, tras cuatro años de prácticas en el extranjero , no tiene un sitio en su país; que por mucho que se esfuerce, es más fácil tener éxito y sobre todo dinero en "Sálvame" que hacer carrera atendiendo a alumnado con capacidades diversas. Y lo peor es que esto no tiene pinta de evolucionar positivamente, pues vamos de Lehman Brothers a la pandemia del Covid-19. En este país no aprendemos de los errores.
El otro día ella reiteró su deseo de volver a Estados Unidos , donde trabajó durante un año, porque aquí como mucho le ofrecen 400 euros al mes ejerciendo como "chica para todo" en una academia-ludoteca.
Su experiencia en ese país y en Suecia, Canadá e Irlanda, amén de títulos y máster varios (carísimos y evidentemente inútiles), no son suficientes para un país que ignora su potencial más importante : su juventud sobradamente preparada.
Como madre, me duele oírla llorar cada noche porque mis palabras de aliento y consuelo ya no son suficientes. Le digo que su padre y yo estamos aquí para apoyarla y que hay que perseverar, pero soy consciente de que no es gratificante seguir dependiendo completamente de tu familia a la edad que tu madre ya tenía dos hijos.
España es, de nuevo, esa madrastra que reniega de su propia excelencia . Solo hay que ver la cantidad de investigadores españoles que tuvieron que buscar su lugar en universidades extranjeras. Y si eres de los que decide quedarse, tendrás que conformarte con servir mesas o ser camarera de piso en un hotel para poder sobrevivir.
Me gustaría poder dar aliento a los miles de jóvenes postgraduados , con varios idiomas, y decirles que todo esto pasará y que tendrán su recompensa, pero nuestros políticos andan demasiado preocupados asegurándose su propio porvenir y olvidando que están ahí para resolver los problemas de los ciudadanos , no para crear más.
* Nuria López Tomas vive en Almería.
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