El nuevo Pablo
Después de escucharle, contrito, renegar en el Senado de la revolución bolivariana y hasta de los azotes sangrientos que propuso para Mariló Montero, este batallón esperaba que, embalado en el arrepentimiento, Pablo iglesias aprovechase la cercanía de la Navidad, que siempre invita al propósito de enmienda, para continuar diciendo…
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«Señorías, también les anuncio que he hablado con Irene y nos volvemos al pisito de 60 metros cuadrados de mi abuela. Creo que nos equivocamos en la mudanza al chaletón piscinero de más de 600.000 euros en Galapagar, pues como le dije hace ... unos años, Vallecas es un barrio popular que a mí me entusiasma. Además, es peligroso aislarse porque entonces no sabes lo que pasa, como esos políticos que viven en chalés en Somosaguas. Asimismo, ya nunca más cobraré 272.325 dólares del Gobierno de Venezuela en una cuenta a mi nombre en el banco Euro Pacific de las Islas Granadinas, como se ha publicado en información veraz, según una juez de Madrid. Y tampoco cobraré más de los ayatolas, señorías. No saben ustedes lo que me arrepiento de los, al menos, 97.610 euros que me llegaron del Irán para que pontificara en La Tuerka.
Así las cosas, y para que cunda mi ejemplo, le pediré por tanto al compañero Juan Carlos (Monedero) que tampoco él se vuelva a embolsar 425.000 euros por asesorar al chavismo, porque en contra de lo que dije hace unos años, ya no me dan envidia los españoles que viven en Venezuela ni creo que sea fundamental que América Latina invada Europa.
Este nuevo Pablo que tienen ante ustedes, señorías, también va a aconsejar al compañero Íñigo (Errejón) que jamás vuelva a cobrar una «beca black» de más de 1.800 euros al mes de la Universidad, o que si lo hace al menos aparezca un ratejo por allí, que está muy feo eso de llevarse dinero público, ese que también financia escuela y hospital, por no hacer absolutamente nada.
Se acerca la Navidad, señorías, y quiero que esta mi intervención sirva asimismo para que este espíritu de renacimiento del Adviento se extienda a otros compañero, como a mi tocayo Pablo (Echenique) que estoy seguro que se arrepiente de haber pagado en negro a su asistente y de tenerle sin Seguridad Social, que es la que sufraga las pensiones a los españoles.
Y que decir de lo arrepentido que está Ramón (Espinar) del pelotazo inmobiliario del piso de protección oficial adjudicado a dedo, que vendió sin haberlo nunca habitado. Puede que el bueno de Ramón esté meditando donar los 30.000 euros que ganó en unos meses con el tejemaneje especulativo. Seguro que ahora vuelve a pensar -como antes de que saliera a la luz su pelotazo- que el objetivo de una vivienda pública nunca puede ser revenderla. Puestos a cambiar, Ramón me asegura que no volverá a beber Coca Cola.
No sé... no solo en lo personal, también esta nueva era que hoy les anuncio cambiará nuestro impulso político y la manera de gestionar los recursos públicos. Así, le voy a decir a Manuela (Carmena), por ejemplo, que no vuelva a gastarse 52.000 euros en un informe sobre «El impacto de género en el soterramiento de la M-30» porque Rita (Maestre), la compañera que asaltaba capillas al grito de «arderéis como en el 36», ya ha caído en la cuenta que es una sandez buscarle las vueltas sexistas a enterrar una carretera. Podemos y yo entramos en una nueva era, señorías. ¡Viva el Rey y viva España!».
[Este batallón teme que para que este enorme entrecomillado se haga realidad habrá que esperar diez o doce Navidades]
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