Rivera se hace fuerte en Ciudadanos
La nueva política se hace mayor

Una conocida plataforma digital de servicios de reparaciones caseras buzoneó ayer por lo electrónico para mostrar a sus abonados «la casa que Malú pone a la venta para mudarse con Rivera» y proponer alguna que otra reforma, como la de la cocina, «a la que ... le vendría bien un lavado de cara». Para Habitissimo, «instalar papel pintado o pintar esos azulejos daría nuevos aires». En caso de duda, Albert Rivera puede someter a consulta interna el tema del papel pintado y el azulejo, como ya hicieron Pablo Iglesias e Irene Montero con los inscritos de Podemos tras comprar la casa de Galapagar. En eso y poco más consiste hoy la democracia real o «participataria», según la formulación magistral que hace unos meses hizo Manuela Carmena, profesional de la repostería y la sugerencia política que se mueve en el mismo rango inmobiliario y renovador, simple coincidencia, que Iglesias y Rivera.
El líder de Ciudadanos resumió ayer su espíritu reformista, en plan Habitissimo, al asegurar en el Consejo Extraordinario de su formación que «mientras yo sea presidente de Ciudadanos habrá democracia en este partido, pero siempre remaremos todos a una». Aunque se entiende bastante bien, todo esto quiere decir que de Ciudadanos se van los que sobran y entran los que faltan para remar al ritmo que marca el patrón.
La nueva política se hace mayor y pierde porosidad. Rivera maneja bien el esmaltado. Desde el pucherazo de las primarias de Castilla y León, el pasado marzo, el partido naranja no ha dejado de dar muestras de una madurez política que se traduce en ese cierre de filas, en torno al líder, que caracteriza a los partidos que pretenden sobrevivir al frenesí de su adolescencia. Lo sucedido en Podemos, articulado alrededor de la pareja que forman Pablo Iglesias e Irene Montero, no es el resultado de los resabios autoritarios de un dirigente inspirado por el totalitarismo estalinista, sino del instinto de supervivencia que comparten y desarrollan los políticos en cuanto se percatan de por quiénes están rodeados, a derecha e izquierda. El reciente esperpento de las primarias -con Pepu Hernández de MVP, tirando un triple a pase de Sánchez-, el fraude de las consultas con que algunos preguntan a las bases lo que ya han decidido o, ayer mismo, la farsa de la ampliación de todo un Comité Ejecutivo -motivada «por el crecimiento experimentado en las últimas elecciones generales, autonómicas y municipales», explica Ciudadanos- garantizan la regeneración de la democracia española. Para la nueva política, puro papel pintado, el tiempo pasa volando.
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