Editorial ABC

No es venganza, sino justicia

La izquierda busca un conflicto con el Gobierno en un asunto en el que tiene en contra a la opinión pública, volcada con esta prisión permanente por razones de justicia, no de venganza

Reunión del ministro Catalá y Rafael Hernando con Juan Carlos Quer y Juan José Cortés JAIME GARCÍA

ABC

El debate sobre la prisión permanente revisable está trufado de manipulaciones y mensajes equívocos del PSOE y de Podemos hacia la opinión pública. Estos partidos dicen ahora que no hay que legislar «en caliente», para desvincular esta pena de prisión de la muerte terrible de Gabriel Cruz, pero no dudan en exigir continuas reformas por la violencia contra la mujer, aunque su eficacia sea incierta o decididamente nula. Luego, cuando se pretende legislar «en frío», son los mismos que, por no haber delitos, niegan toda necesidad a la reforma. Por lo pronto, la prisión permanente revisable no es una ley «en caliente». Lo precipitado y oportunista es el empeño de la izquierda en derogar una pena prevista en la inmensa mayoría de los países de la UE, avalada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, aceptada por el TC español para entregar a países extranjeros a mafiosos o delincuentes condenados a perpetuidad e incluida en el Estatuto de la Corte Penal Internacional. En todo caso, España ha legislado tarde, pero no en caliente, sobre la prisión permanente revisable. Ayer mismo, después de que su portavoz, Irene Montero, se reuniera con el padre de Diana Quer, Podemos anunció que seguirá apoyando la derogación de esta pena, porque no es eficaz. Ninguna pena es eficaz, si por eficacia se entiende disuadir a los delincuentes: sigue habiendo asesinatos, violaciones, robos y estafas. ¿Se derogarán las agravaciones de las penas por violencia porque esta violencia se mantiene en nuestra sociedad? El PSOE ha sumado a este argumento el de la inconstitucionalidad, sin esperar a que sea el TC el que decida lo que corresponda sobre esta pena de prisión permanente revisable. Y todos ellos, por supuesto, invocan la reinserción del delincuente como el mantra que descalifica esta pena y a quienes se muestran partidarios de su mantenimiento.

La izquierda busca un conflicto con el Gobierno en un asunto en el que tiene en contra a la opinión pública, volcada con esta prisión permanente por razones de justicia, no de venganza. Ni la Constitución ni la reinserción del delincuente son contrarias a la prisión permanente revisable, precisamente por ser revisable. En todo caso, la reinserción no es un principio prioritario al del castigo que merece todo delincuente. Cuando se trata del asesinato de un niño, la reinserción del asesino no significa que su estancia en prisión deba estar limitada a un tiempo predeterminado, sino que sólo debe salir de la cárcel si acredita que está rehabilitado para la vida social después de permanecer encarcelado un período de tiempo suficientemente punitivo por su crimen. Sí, la prisión permanente revisable es eficaz. Garantiza que un asesino pague por su crimen y no amenace a la sociedad durante mucho tiempo, hasta que demuestre que ha dejado de ser una amenaza.

No es venganza, sino justicia

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