Edurne Uriarte - COSAS MÍAS

Aún no saben que perdieron

PSOE y C´s siguen atrapados en una burbuja de opinión artificial según la cual el PP ni si quiera ganó las elecciones

Edurne Uriarte

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La paradoja de estas elecciones es que hayan sido los extremistas los únicos en reconocer su derrota, que tanto en la noche electoral como en los días siguientes sólo Pablo Iglesias y los suyos hayan asumido su mal resultado y la necesidad de autocrítica. Porque ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera parecen haber entendido aún que ganó el PP con amplia mayoría, que su vetado Mariano Rajoy fue refrendado por los votantes de la derecha y que los electores censuraron su estrategia de los últimos meses con un castigo en las urnas tanto al PSOE como a C’s.

Ambos siguen atrapados en esa burbuja de opinión artificial creada por ellos mismos y por una parte de la élite periodística e intelectual según la cual, en realidad, el PP ni siquiera ganó las elecciones de diciembre, «fue el más votado, pero no ganó», decían y dicen sin inmutarse, el PP representa las esencias de la corrupción aunque tenga más casos de corrupción el PSOE, Rajoy debe ser vetado por ser el líder de la derecha, y el cambio y el progreso están en la vuelta al socialismo, al de Zapatero, incluso al de Marx, Podemos mediante.

Yo sigo queriendo creer que, en el caso del PSOE, esta resistencia a aceptar su nuevo récord del peor resultado histórico se debe fundamentalmente a la inagotable torpeza de Pedro Sánchez, tal como analicé en mi blog de este periódico. Y que lo suyo, la permanencia en la dirección del PSOE de una cabeza tan obtusa, se debe a esa dificultad de toda gran organización para hacer una eficaz renovación de su liderazgo. Pero la lentitud en la reacción del resto de líderes socialistas para corregirle, aceptar la victoria del PP y no impedir la gobernabilidad del país me hace temer que la cultura de la intolerancia hacia la derecha de la izquierda sea aún más grave de lo que temo.

¿Puede llevarles incluso a provocar unas terceras elecciones? No lo creo, porque sería un suicidio político para el socialismo. Pero las reacciones de la última semana sí dejan entrever la continuación de ese grave problema de sectarismo progresista que anida en la cultura política española. En un país donde la derecha está dispuesta a formar un gobierno de coalición con la izquierda, incluso a sostener un gobierno socialista, como lo hizo en el País Vasco, frente a una izquierda aún con problemas para aceptar la legitimidad de las victorias electorales de la derecha. Lo que hace pensar en una legislatura tremenda, con bloqueo permanente de la izquierda y una continuada exhibición de sectarismo progresista.

¿Y Ciudadanos? C’s es una sorpresa, pero no precisamente agradable. Una corroboración de que la «nueva política» y la «regeneración» no son más que meros eslóganes electorales, pero no es esa la sorpresa, ya lo anunciamos algunos hace tiempo. La sorpresa está en esa insistente belicosidad contra el PP para un partido que aspiraba a hacerse con los votos de la derecha, ese entusiasmo en pactar con los socialistas lo que llamaban un gobierno de cambio sin cuestionar siquiera el desastre zapaterista y la vocación de continuidad de Sánchez o sin decir absolutamente nada de la deriva independentista del PSC. Y, aún más, ese empecinado e incomprensible veto a Mariano Rajoy, también ahora que ha sido ratificado por los votantes.

Y aún se quejan del sistema electoral, ese sistema que algunos votaríamos convertir en mayoritario. Quizás haya que hacerlo algún día, para impedir que partidos que han perdido bloqueen la gobernabilidad en el Parlamento como PSOE y C’s parecen dispuestos a hacer.

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