Editorial ABC
Nieto sí vio violencia el 1-O
El de Nieto fue un testimonio que dificultará mucho a las defensas acreditar que en el intento golpista no hubo violencia suficiente como para configurar un delito de rebelión
Al contrario de lo que ocurrió el pasado jueves con la declaración como testigo del exministro del Interior Juan Ignacio Zoido, el testimonio ofrecido ayer por el que fuera su «número dos» ante el Tribunal que juzga el intento de golpe de Estado en Cataluña el 1-O fue elocuente y revelador. José Antonio Nieto sostuvo claramente que tanto el día del referéndum ilegal, como en días previos, especialmente el 20-S, durante el registro judicial a la sede de la Consejería de Economía, hubo violencia contra los agentes encargados del orden público, y temió por la seguridad personal de muchos de ellos cuando trataban de impedir la votación. Nieto fue taxativo y tildó de «surrealista» haber tenido que negociar el dispositivo de seguridad para que no se celebrara la consulta, precisamente con la Consejería de Interior catalana, porque, como el resto de la Generalitat, era la promotora de esa votación. «Si los Mossos hubiesen cumplido el mandato judicial, el 1-O se habría desconvocado», y no se habrían producido escenas violentas, dijo sin titubear. Pero la Generalitat forzó la falsaria maquinaria electoral a sabiendas de que se estaba produciendo una desobediencia de manual y de que el riesgo de que hubiese enfrentamientos en la calle entre ciudadanos y agentes era muy alto. Más aún, Nieto dejó en evidencia a buena parte de los Mossos, ya que no solo se negaron a unirse a guardias civiles y policías para evitar la consulta, sino que en algunos casos llegaron a ser cómplices de la apertura de colegios.
Lo más relevante del testimonio de Nieto es que proviene de alguien que estuvo en el origen y desarrollo de la negociación con la Generalitat para que se cumpliesen las resoluciones judiciales contra la consulta, que estuvo al frente del operativo diseñado para impedirla y que fue conocedor de lo que realmente ocurrió allá donde nunca hubo cámaras de televisión, pero sí agresiones a miembros de las Fuerzas de Seguridad. Además Nieto no lo supo por inferencias, datos y opiniones provenientes de terceras personas, sino por implicación directa como responsable del operativo. Lo vivió. Y tal y como vivió la complicidad de los responsables políticos y policiales de los Mossos con el separatismo, así lo relató al Tribunal. Hubo un evidente desprecio al mando único policial por parte de los Mossos, y hubo un plan rigurosamente organizado, con llamamientos desde ámbitos oficiales y próximos a la Generalitat, para impedir el cierre de colegios y la incautación de urnas. Fue tan flagrante que hay imágenes demostrativas de que los Mossos llegaron a proteger y custodiar las urnas incumpliendo expresas órdenes judiciales. El de Nieto fue un testimonio que dificultará mucho a las defensas acreditar que en el intento golpista no hubo violencia suficiente como para configurar un delito de rebelión.