Nepotismo en el Gobierno valenciano

La trama de la Gürtel no va a dar al PSOE tanta cobertura como para tapar al mismo tiempo la condena por el fraude masivo de los ERE en Andalucía y las condonaciones del Gobierno valenciano a una empresa en la que su presidente, Ximo Puig, es accionista. Puig posee el 1,16 por ciento del capital de Promociones y Ediciones Culturales, a la que en marzo pasado el Instituto Valenciano de Finanzas perdonó 1,3 millones de euros de un crédito público de 1,8 millones. Sin embargo, en los últimos años, incluido 2018, la compañía pagó dividendos a sus accionistas, incluido Puig, quien se embolsó 18.900 euros, algo raro en una empresa a la que tienen que perdonar préstamos. Estas maniobras de condonar deudas públicas a la empresa que luego paga dividendos al presidente autonómico constituyen una inaceptable confusión de lo público con lo privado, de la que deben derivarse explicaciones y responsabilidades políticas. Por casos menos sangrantes hay muchos imputados esperando el banquillo de los acusados. La Fiscalía también está investigando subvenciones del Ejecutivo valenciano a una empresa del hermano de Puig, lo que amplía un escenario con indicios de un posible aprovechamiento lucrativo del cargo, adornado con nepotismo económico. Puig no debería caer en explicaciones leguleyas, porque los datos ofrecen una realidad moralmente indefendible. Quizá este sea el motivo por el que se niega a ABC la documentación del caso. Los socialistas todavía insisten en reducir el caso de los ERE a una cosa del pasado y de gente ajena al partido. Es una estrategia de huida de sí mismos, que ahora se tropieza con el caso de Puig y su hermano, que no pueden esconder tras el burladero del PP. Los mismos llamamientos que hacía el PSOE al PP para su regeneración ética sirven ahora a los propios socialistas.