Testimonios del coronavirus
Carta de una estudiante de Erasmus: «Si ya está siendo difícil para los estudiantes seguir en su ciudad, imaginad para nosotros»
«La mayoría tenemos que seguir pagando el alquiler mensual de los alojamientos hasta que se nos permita volver»
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"Va a ser el mejor año de mi vida", pensé hace más de un año cuando me dieron la plaza para estudiar en Roma durante el curso 2019/2020. Pues bien, 14 meses después, me encuentro sumida en la más profunda incertidumbre en lo que respecta al Erasmus , entre muchas otras osas.
Fue todo tan rápido. En menos de 24 horas pasé de estar viviendo la mejor experiencia de mi vida a hallarme en mi peor pesadilla. Y no pude decir adiós a las estrechas calles de Roma , el impresionante Vaticano que ilumina toda la Plaza de San Pedro por la noche, el Coliseo romano al atardecer, la pequeña isla que se encuentra en medio del río Tíber. Dejé todo eso atrás y me presenté en Madrid, donde la Gran Vía se encontraba por primera vez totalmente vacía, el parque del Retiro cerrado, la chocolatería San Ginés sin sus deliciosos churros. Toda la ciudad yacía desierta, como si de una película de zombis se tratase.
Estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. En estos momentos tendría que estar en la capital italiana de Erasmus disfrutando de mis últimos tres meses, pero debido a la crisis sanitaria me encuentro en Madrid , en mi casa con mi familia desde hace más de dos meses.
Todo sucedió el 9 de marzo, cuando mi madre me llamó para preguntarme si quería volver a casa unos días. La universidad acababa de anunciar que se cancelarían las clases esa misma semana debido al avance del coronavirus en Italia .
Solo iría a Madrid unos días y el siguiente lunes estaría de vuelta en Roma para seguir con los estudios, o eso pensé yo. Le dije que sí sin saber que ese sería mi último día del Erasmus, y así, sin despedirme del lugar que llevaba acogiéndome más de seis meses, cogí un avión y aterricé en la ciudad donde nací. Al llegar a Madrid salió la noticia de que al día siguiente se cerrarían fronteras entre Italia y España hasta nuevo aviso, aunque yo seguía pensando que sería algo efímero y podría volver pronto. Quizás no en una semana, pero si para después de Semana Santa.
Claramente estaba muy equivocada y al final no me quedó más remedio que hacerme a la idea de que mi Erasmus se había acabado . ¿Cuál es el problema? Solo me traje una pequeña maleta de mano con un par de cosas dentro, por lo que, efectivamente, todas mis pertenencias siguen ahí, y todavía no sé ni cómo ni cuándo podré recuperarlas.
Ya fue frustrante el hecho de tener que acabar de esta manera una de las mejores experiencias que se puede tener durante la carrera, pero es que además llevamos dos meses (y hablo en plural porque solo soy una de los miles de estudiantes españoles erasmus que se encuentran en la misma situación) sin saber nada de nadie , de cómo podremos recuperar nuestras cosas o de si recibiremos algún tipo de ayuda económica extra. Y menciono esto último porque la mayoría tenemos que seguir pagando el alquiler mensual de los alojamientos hasta que se nos permita volver a por nuestras cosas. ¿Qué pasará cuando se venzan los contratos y nuestras pertenencias sigan ahí? Muchas preguntas y hasta ahora ninguna respuesta, ninguna solución y ningún tipo de apoyo .
Y la cosa no acaba aquí. Cuando me di cuenta de que ya no podría acabar el curso en Roma y tendría que seguir las clases de manera online, sentí un rayo de esperanza al pensar que por lo menos sería un cuatrimestre fácil. Nuevamente estaba totalmente equivocada, se trata más bien de todo lo contrario. Si ya está siendo difícil para los estudiantes españoles seguir con los estudios en su misma ciudad, imaginad por un momento lo que puede ser para los Erasmus que tenemos que hacerlo desde otro país distinto.
No nos están dando ningún tipo de facilidades, ni siquiera considerando nuestra principal dificultad: conseguir todos los libros para estudiar los exámenes finales. La mayoría de ellos son italianos y es prácticamente imposible obtenerlos desde aquí dada la situación .
Se ve que a la mayoría de los profesores les doy bastante igual (a excepción de algunos que sí parecen entender la situación), y ni siquiera contestan a los correos que les envío. Los exámenes parecen más difíciles y más aún si tenemos en cuenta el agotamiento mental al que estamos sometidos todos los estudiantes, pues la capacidad de concentración no es la misma estando tanto tiempo encerrados en casa.
Es una situación que no se ha vivido nunca y entiendo que son muchos, y muy complicados, los problemas que se han desencadenado con la crisis del Covid-19. Pero en este caso, y quizás siendo egoísta, quiero y espero que se dé voz también a este problema que está afectando a tantos universitarios españoles .
* María Román Artiñano es de Madrid.
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