Testimonios del coronavirus

Carta de la hija de una víctima: «Hay muchas familias destrozadas, que no vamos a poder superar este dolor»

«Mi padre murió el 7 de mayo, solo, cuando podría haber estado acompañado (...) Mientras tanto, yo llevo siete semanas encerrada en una habitación sin derecho a un test»

Imagen de una residencia de ancianos.

María Concepción Pérez

Mi padre tenía 85 años cuando estalló la pandemia, estaba en la residencia y hacía un mes que habíamos conseguido trasladarle después de presentar en la Comunidad de Madrid varias quejas y finalmente un expediente con setenta folios con correos, fotografías y documentación donde podía verse el maltrato que había sufrido físicamente, la dejadez en atención sanitaria e higiene.

En marzo empezó a devolver y el domingo decidieron trasladarlo al hospital Clínico San Carlos porque no saturaba bien. No me dejaron ir con él y me mandaron a casa. Esperé hasta el día siguiente y me dijeron que no me podían dar noticias. Me enteré por un sanitario de que a mi padre lo habían metido en Urgencias con los enfermos de Covid-19 y pensé, "se acabó" .

Me acerqué al hospital durante cuatro días. El primero pude verlo cinco minutos, luego no me dejaron. Al cuarto día la doctora me dijo que había dado negativo en la prueba y lo trasladaban a la Clínica Santa Elena.

El viernes de esa semana fui a la residencia para recoger toda su medicación y llevarla a la clínica, donde el trato recibido por todo el personal fue excepcional , no hay palabras suficientes para describir y nunca toda la familia podrá tener suficientes palabras de agradecimiento.

Todos los días me llamaban para informar de la situación, unos días eran buenas noticias, otros malas. La primera semana mejoró mucho y pensaban trasladarlo de nuevo a la residencia pero entonces dio positivo en Covid . Cuatro veces estuvo muy mal y pensaban que se iba, e incluso un sábado me fui a despedir y hablé un minuto con él. Sin embargo, a día siguiente mejoró e incluso cantaba "Asturias patria querida" y pude verlo sentado.

Por otro lado, yo empecé a sentir síntomas . Tantos hospitales me llevaron al límite y a una situación que yo no me había buscado debido a las ineficiencias del sistema.

Finalmente, llegó la buena noticia, pues cuando llevaba cinco semanas en la clínica dio negativo . Tramitaron el traslado a la residencia y cuando llevaba una semana volvió a tener problemas de saturación y decidieron devolverlo al Clínico, aunque yo pedía que fuera para la Clínica Santa Elena.

La doctora de la residencia me dijo que alli tenían más medios y pensaba que mi padre podía salir adelante. Fue un miércoles cuando me llamaron por la mañana, me dijeron que había mejoría e incluso había contestado al doctor a todas sus preguntas. Por la noche me comunicaron que se moría, que fuera a despedirme, pero yo estaba confinada con síntomas y no podía moverme de la habitación. Mi hermano intentó, pero nos enteramos que habían dejado a mi padre en zona Covid y como él es de alto riesgo por una enfermedad inmune tampoco pudo.

Mi padre murió el 7 de mayo, solo , cuando podría haber estado acompañado. Lo peor de todo es que el acta de defunción pone muerte por Covid, cuando no es real. ¿Qué o quién mató a mi padre?

Y mientras tanto, yo llevo siete semanas encerrada en una habitación sin derecho a un test , aunque he cotizado a la seguridad social y pagado un seguro médico más de 25 años. Solo me toca la llamada cada tres días del médico de primaria que está desbordado llamando a cada paciente y haciendo jornadas maratonianas. Y en esta situación miles de personas en Madrid.

Desde entonces no puedo salir a la ventana a aplaudir y cada vez que veo a los políticos solo deseo que todos ellos, sus familias y palmeros pasen por lo que hemos pasado nosotros, así entenderían. Espero que todas las querellas sobre residencias y responsables consigan llegar a buen fin para hacer justicia.

No quiero que utilicen nuestros muertos para sus patrañas y tonterías ni sus lutos, pero sí quiero que los responsables de los errores paguen, porque hay muchas familias que se han destrozado, que no vamos a poder superar este dolor . Siento vergüenza de la clase política y de las empresas que han puesto en riesgo a muchos ciudadanos.

* María Concepción Pérez Sánchez es de Madrid.

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