Miradas sobre la epidemia

La escuela concertada del coronavirus

Manuel González Mateos

Ahora que estamos inmersos en el estado de alarma,con todas las incertidumbres que ello provoca y salvando las distancias frente a la principal preocupación de todos los españoles que es ni más ni menos la protección de nuestras vidas, me veo en la obligación de hacer una reflexión:

Cuando todo esto pase serán infinidad las cuestiones que tendremos que abordar, los derechos que tendremos que reafirmar y defender en los diferentes ámbitos de nuestro modelo político, social, económico y cultural.No creo que haya ningún ciudadano ajeno a una realidad, la España que conocíamos antes de que se cerrasen las puertas de nuestras empresas, comercios, colegios, universidades… será diferente a la que encontraremos en los próximos meses.

Si algo se está viendo afectado y con graves consecuencias a futuro es la traslación como hecho real del Art 27º de la Constitución. Sería imposible que dicho artículo tuviera grado de cumplimiento así como que España pudiera dar respuesta a gran parte de la agenda 2030, si no fuera por la existencia de la escuela concertada.

Es sabido y nadie pone en duda que la enseñanza concertada se encuentra infra financiada y que las aportaciones públicas no cubren el coste del puesto escolar. Si se mantiene, es gracias al compromiso adquirido por las familias que no sólo eligen el centro donde quieren que se eduquen sus hijos sino que de manera voluntaria contribuyen a su mantenimiento. En estos días, debido al parón económico y los ERTE, esta parte se ha visto afectada. Ello ha llevado a la imposibilidad por parte de muchas familias de realizar dicha colaboración lo que en el caso de algunos centros les podría llevar a una situación donde estaría en peligro su continuidad obligando a esos padres a tener que buscar una opción educativa distinta a la ya elegida.

La escuela concertada no sólo ha sufrido los inconvenientes derivados del estado de alarma sino que además se ha visto atacada de forma injusta y con falsedades desde sectores que nada tienen que ver con ella y que simplemente buscan su desaparición en un claro ejemplo de sectarismo. No hay ninguna duda del cumplimiento de la gratuidad de las enseñanzas obligatorias impartidas por la escuela concertada tal y como se ha demostrado a través de las diferentes actuaciones del servicio de inspección, por ello, resulta si cabe, más increíble que quienes están todo el día hablando de derechos fundamentales quieran coartar o simplemente hacer desaparecer el derecho de los padres a elegir libremente la educación de sus hijos conforme a sus convicciones.

Ya antes dela crisis provocada por el Covid-19, la incertidumbre pesaba sobre el sector debido a una ley que sin consenso alguno se había llevado al parlamento para su aprobación, por aquellos a los queaun cuandose les había llenado la boca hablando del pacto por la educacióndecidieron la voladura delmismo de cara a aplicar su agenda política, definiendo mediante ley el estrangulamiento económico de cualquier opción educativa distinta a la publica propugnada por ellos, quebrando el principio de libre elección de los padres (Si me das a elegir entre blanco y blanco realmente no estoy eligiendo por mucho que uno de ellos esté más cerca de mi casa que el otro).

Cuando pase esta crisis, y con la serenidad que ello merece, todos y cada uno de nosotros tendremos que pararnos a reflexionar si esto es lo que queremos para nuestros hijos o nietos. Desde la asociación que presido seguiré reclamando una financiación justa que cubra el coste real del puesto escolar, pero mientras llega seguiré apelando a la generosidad y responsabilidad de unos padres que eligieron una opción y que están dispuestos a contribuir de manera voluntaria a ello porque creen en ese proyecto educativo y son sabedores de que es la única manera de que sus hijos tengan la educación que ellos libremente han elegido.

No quiero terminar este artículo sin agradecer a toda la comunidad educativa su respuesta ante este desafío, contribuyendo a que los alumnos hayan podido continuar con su aprendizaje, desde sus domicilios. En primer lugar a los padres una vez más por su colaboración y dedicación, que en los casos de alumnos de edades más tempranas ha tenido que ser mayor debido a su baja autonomía digital. En segundo lugar, a los centros que han tenido que acelerar la implantación de modelos digitales y de formación en línea y por último no quiero olvidar aquí a los profesores por su dedicación, esfuerzo y compromiso.Si para todos los padres ha sido difícil compaginar en el confinamiento el aspecto laboral con la educación de sus hijos y su asistencia a la formación en línea, imaginemos por un momento como tiene que ser si encima eres túel responsable de la clase. Por ello, gracias a todos y sigamos trabajando por mantener un derecho y un bien preciado para todos que es la “Libertad de Educación”.

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