Las Cortes del sanchismo
Manual de dignidad
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En los catorce meses que llevamos de sanchismo, las Cortes han aprobado solo un proyecto de ley, aquellos que son enviados por el Ejecutivo al Congreso para su discusión y posterior luz verde. Hablamos de un proyecto de ley en 424 días de «Gobierno bonito», ... lo que no parece la plusmarca mundial de la eficacia legislativa, precisamente. Dijo Pedro Sánchez, «el resistente» del Manual, que con su llegada a La Moncloa «España recuperó la dignidad de sus instituciones», quizá porque para él era muy digno y honorable llegar al poder con los votos de dos partidos que acababan de apoyar un intento de golpe de Estado y de otro que ha venido aplaudiendo los asesinatos perpetrados por una banda terrorista que liquidó a casi un millar de españoles. Desde luego, cada uno pone el listón de su dignidad allá donde más le place. Quizá a Sánchez le parezca, por ejemplo, digno de elogio que su Gobierno presente tan ridícula producción legal -recuerden, un solo proyecto de ley aprobado en 424 días-, pero a bote pronto invita más a pensar que su «dignísima» llegada nació coja y que lo único que perseguían los mencionados partidos era librarse de Rajoy, mucho más incómodo para sus proyectos rupturistas para la unidad de España.
Pero hay más. ¿Es muy digno -parlamentariamente hablando- que el presidente del Gobierno de la nación lleve seis meses sin someterse a la sesión de control de las Cortes? Porque aún en funciones, sigue gobernando y representando a España. Sin ir más lejos, acaba de mandar un barco de la Armada para recoger a quince inmigrantes (eso sí que supone un récord) y no hace cuatro días que estuvo invitado en la reunión del G-7 de Biarritz. Por no acudir a la sesión de control siendo presidente en funciones, Sánchez llevó a Rajoy hasta el Tribunal Constitucional. Ahora, él lleva seis meses y no hay manera de llevarle al Congreso, al que quizá le haya cogido manía pues es el único político desde la Transición al que el Congreso ha rechazado dos veces su candidatura a la Presidencia del Gobierno, la primera en marzo de 2016 y la segunda a finales del pasado julio.
La ecuación nos deja, por tanto, a un líder político al que es el doble de probable que el Congreso le rechace en La Moncloa a que le apruebe un proyecto de ley. Dos a uno. Así son las Cortes del sanchismo.
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