Maduro, a la desesperada, amenaza a Guaidó

Si el infame dictador venezolano Nicolás Maduro piensa que amenazando a Juan Guaidó va a resolver los problemas que ha causado su estrafalaria gestión y la del régimen que encabeza, demostraría que ha perdido todo contacto con la realidad. No hay ni un solo caso en el mundo en el que un país se haya hundido en tiempos de paz en una crisis tan profunda, que no solo ha destruido la economía sino también las principales infraestructuras de uno de los países más ricos del mundo. Los venezolanos pasan hambre y ahora, además, empiezan a carecer de agua y de electricidad. Culpar de ello a alguien que simplemente le recuerda que está incumpliendo la Constitución y que ha perdido toda legitimidad para seguir usurpando las instituciones del país es un insulto a la inteligencia. Las dudas de algunos dirigentes políticos, sobre todo de la izquierda española y europea, deberían haber desaparecido hace tiempo ante la evidencia del fracaso de todos los intentos de diálogo con alguien como Maduro, cuya estabilidad emocional puede ser puesta en duda. Si acaso, el único logro de esta política de apaciguamiento mal entendido ha sido permitir que el régimen ruso de Vladímir Putin se sume a la ya tradicional presencia militar cubana. Que la llegada de militares rusos no haya contado con la preceptiva autorización de la Asamblea Nacional es otra de las pruebas de que Maduro no respeta ni leyes, ni principios, ni la palabra dada. Y que no hay ninguna posibilidad de que se avenga motu proprio a abandonar el poder. Pero la realidad es tozuda. Es evidente que el colapso está en un horizonte muy cercano. Un dirigente que es responsable de esta situación no puede seguir en el poder en ningún caso. No es Guaidó quien merece ser detenido. A quien hay que parar los pies es a Maduro. Y cuanto antes.