Hazte premium Hazte premium

Vidas ejemplares

La nueva religión

El llamado «progresismo» se ha convertido en una fe que no admite disenso

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La principal víctima de la etapa Sánchez ha sido la verdad, que yace despanzurrada en plaza pública por el mal ejemplo de un presidente que miente sin complejos. Ya no existen hechos empíricos sobre los que entablar la discusión, porque las plantillas sectarias se imponen ... a los datos. Los españoles, de derechas y de izquierdas, nos hemos convertido en paredes de frontón, incapaces de aceptar que a veces no tenemos la razón, o que aquellos con los que simpatizamos también meten la zueca. Este fenómeno, que guarda también cierta relación con el remango polvorilla que nos distingue, se ha visto enconado por la tenaz acción de un poder que aspira a instaurar una suerte de religión laica: el «progresismo». Siguiendo la obra que inició Zapatero, el sanchismo está aprovechando el abrumador dominio televisivo y tuitero de la izquierda para predicar una fe. Su oferta política ya no se basa en ofrecer mejoras en la economía, pues los socialistas son conscientes de que ahí zozobran. Así que se han pasado a los logos aspiracionales de meta lejana, como el cambio climático -donde un país de 47 millones de vecinos no pinta nada- y las causas de las minorías agraviadas. Con un planteamiento similar al de Sánchez, Hillary Clinton cayó hace cuatro años frente a quien era despreciado como un histrión televisivo. ¿Por qué perdió? Pues porque mientras ella se centraba en las -justas- demandas de diferentes minorías, Trump acertó a dirigirse al cuerpo ancho de la sociedad con un mensaje unitario, simple y válido para todo el país: te está yendo mal, lo sé, pero yo te prometo que voy a a hacer a América «grande otra vez» (por supuesto no lo ha cumplido, porque esa promesa supera las capacidades de cualquier presidente, y más de uno tan atrabiliario). Hillary, que gozaba del apoyo de casi toda la intelectualidad y de la crema urbanita, en España habría ganado de calle, pues aquí disfrutaría de un cuasi monopolio televisivo para vender su progresismo, mientras que Trump tendría dificultades para hacerse visible.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación