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Vidas ejemplares

No basta, hay que echarlo

La Iglesia debe apartar al párroco de Lemona por su brutalidad anticristiana

Luis Ventoso

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Se ha estrenado en la Seminci el documental «Bajo el silencio», del bilbaíno Iñaki Arteta, que denuncia la callada en la sociedad vasca ante las salvajadas de ETA. Según la película, el opresivo manto de silencio perdura todavía hoy, enmascarado tras una impostada «normalidad». Un ... joven reportero va recogiendo testimonios aquí y allá, hasta que llega a Lemona, pueblo del interior de Vizcaya de 3.500 vecinos, a donde emigraron a comienzos del siglo XX muchas personas de otras partes de España para trabajar en sus cementeras. En el atrio de la recia iglesia de Santa María de Lemona, de mediados del XVIII, el periodista conversa con un cincuentón alto, fuerte y expresivo, de cara larga, gafas y calva incipiente. Viste cazadora anticuada de cuero, jersey verde y unos chinos holgados. Es el párroco de Lemona, y en la conversación no cesa de justificar los crímenes de ETA. «No es terrorismo, sino una respuesta a la represión». Todo fue «una guerra entre dos naciones» (aunque los que morían eran siempre del mismo bando). «Que un pueblo oprimido al que quieren conquistar responda con violencia no es terrorismo». El párroco de Lemona cree que «conflicto había y hay». Ante los atentados, como aquel de la bomba con diez kilos de goma 2 que en 1981 despanzurró en el pueblo a dos guardias civiles de 26 y 28 años, al pastor de almas le entran pequeñas dudas: «Por una parte te alegras de que su merecido se llevan, y por otra te dices: no está bien».

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