Enfoque
Dos profesionales
Redondo y Rodríguez

En el extravagante oficio del periodismo hay dos trincheras claramente diferenciadas: la trinchera de los medios, desde donde se vigila y se critica a las instituciones, y la trinchera de las instituciones para relacionarse con la Prensa… y vigilarla. A veces, de tanto estar en ... las instituciones políticas, los especialistas en comunicación se transforman en políticos, que es lo que les ha ocurrido a Iván Redondo y a Miguel Ángel Rodríguez, reunidos por mor de sus deberes profesionales en la Puerta del Sol, que es sitio de reunión interclasista. El momento más brillante de Miguel Ángel Rodríguez puede que fuera cuando ejerció de Secretario de Estado de Comunicación, con José María Aznar, mientras Iván -«Iván, el Terrible», como le denomina irónicamente algún rival político- goza en la actualidad de ser el muy poderoso director del Gabinete de Presidencia de Sánchez.
Podríamos hablar de dos profesionales, aunque con diferencia de matices aparte de la edad. Mientras Rodríguez comenzó siendo crítico desde los periódicos con quien luego sería su jefe, pero después siempre transitó por los ámbitos del PP, Redondo come de todo, y lo mismo asesora a un pepero como Albiol para lograr la Alcaldía de Badalona, o a un paisano conservador como Basagoiti, que asesora a un liberal como Monago, en Extremadura.
Es cierto que la labor de MAR, como se le llamaba cuando era portavoz del Gobierno, resultaba más sencilla, porque Aznar, que es bajito, sonríe poco y desde lejos no parece simpático, no decía mentiras, y gozaba de un ganado respeto en la UE y en EE.UU., en tanto el profesional Redondo tiene a un jefe que es alto, joven, agraciado y aparentemente simpático, pero que miente desde los lejanos tiempos de su tesis doctoral, y en la UE, y en EE.UU., es observado con cierto recelo. Además, Rodríguez ha caído en la tentación de escribir novelas, y eso de ser tentado por los libros quita músculo al profesional, porque estimula la sensibilidad y eso debilita para quien tiene la difícil tarea de vender automóviles, sean de segunda mano o kilómetro cero, denominación, por cierto, de la Puerta del Sol.
Ambos profesionales tienen tareas difíciles. Rodríguez tiene que luchar contra el amplio poder de Redondo, que intenta -con bastante éxito- convencer de que el gran problema del segundo brote de la pandemia en España es culpa exclusivamente de Ayuso, y que si hay más casos, bien sea en Orense o en Almería, será por los descuidos de la presidenta madrileña. Lástima que ese triunfo en España no lo compartan medios como «The Guardian» -de tendencia centro-izquierdista- o «Financial Times» o cualquiera de los medios de la Unión Europea. Claro, que de eso no se enteran demasiado, ni en Orense, ni en Almería, con lo que el prestigio de Iván permanece incólume y su jefe no se entera, porque admitir que alguien no le quiera, aprecie o aplauda, a Sánchez le parecería incomprensible. Y esos son algunos de los problemas cotidianos, la cara y la cruz, los triunfos y los fracasos de dos profesionales.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete