Liderazgo real frente a la crisis
Amenazada por la pandemia del Covid-19, España está necesitada de mensajes de ánimo y de alivio, pero también de realismo

El discurso que ha ofrecido Su Majestad el Rey a todos los españoles en estos momentos de dramas personales, incertidumbre económica y parálisis en muchos ámbitos de nuestra vida pública ha demostrado dos aspectos relevantes: liderazgo y sensibilidad. España se halla en un extraordinario estado de alarma, con millones de familias confinadas en sus domicilios por primera vez en nuestra historia reciente. Así lo contempla la Constitución para situaciones excepcionales, y así lo ha aprobado el Gobierno con el apoyo expreso e incondicional de la oposición. Pero España está emocionalmente desolada y en riesgo de una recesión técnica. Aumenta inexorablemente el número de afectados y, de forma lastimosa, también el de fallecidos. Por eso las palabras del Rey resultan reconfortantes, oportunas y ejemplarizantes. La Corona vive momentos de tribulación tras las drásticas decisiones adoptadas por Don Felipe respecto a su padre, Don Juan Carlos. Pero él es el Jefe del Estado por encima de cualquier contingencia sentimental, y su manera de dirigirse a la nación española ha sido demostrativa de su capacidad de liderazgo, de su empatía con las personas que sufren y se angustian, y del carisma imprescindible que solo puede encarnar la Monarquía para fortalecer a España cuando no lo hacen sus gobernantes con el suficiente acierto. Esta noche, Don Felipe ha apelado a una necesaria defensa del Estado porque está «volcado en resolver esta crisis que estamos combatiendo y que vamos a vencer y a superar». España está necesitada de mensajes de ánimo y de alivio, pero también de realismo. Combatir el virus va a ser duro, va a resultar complejo, y requiere de paciencia y disciplina ciudadana. Por eso Don Felipe ha dedicado unas palabras de especial sensibilidad a los profesionales de la sanidad, de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de los poderes públicos, entregados a luchar contra esta tragedia. De todos ellos elogió, como lo hace ABC en estos duros momentos, su entrega, su coraje y su sacrificio.
El Rey tiene razón cuando sostiene que «hay momentos en la historia de los pueblos en los que la realidad nos pone a prueba de una manera difícil, dolorosa y extrema». Y también cuando apela a dejar de lado nuestras diferencias. Frente al virus, no hay ideologías. Solo solidaridad, civismo, disciplina y patriotismo. Y quien se niegue a admitirlo comete un error. Por eso, el separatismo debe saber leer entre líneas unas palabras muy acertadas. Además, como sostuvo Don Felipe, los españoles superaremos esta crisis temporal y este «paréntesis en nuestras vidas». Este episodio, por trágico que sea, debe servir para fortalecer la unidad de la nación frente a los peligros que le acechen, sean naturales, económicos o políticos. Y, en ese sentido, España debe saber que cuenta con el liderazgo de la Corona y con una unidad responsable de acción política frente a la tragedia.