Editorial ABC
Libia no queda tan lejos de Europa
Todos los que asisten a la conferencia de Berlín lo hacen mirando de reojo a sus rivales y a sus propios intereses
La conferencia internacional sobre la paz en Libia preparada por Alemania bajo los auspicios de las Naciones Unidas tiene pocas posibilidades de lograr avances en la estabilidad del país. En Libia hay en estos momentos dos fuerzas opuestas, que mantienen de mala gana un precario alto el fuego, y cada vez más presencia extranjera sobre el terreno, apoyando a unos o a otros, ingredientes de sobra para seguir alimentando el conflicto. Todos los que asisten a la conferencia de Berlín, desde Turquía o Rusia pasando por Estados Unidos o Francia, lo hacen mirando de reojo a sus rivales y a sus propios intereses.
Para la Unión Europea es urgente tomar conciencia de que lo que sucede en Libia es precisamente una ilustración de su incapacidad de intervenir en una crisis que nos afecta directamente, mientras que otras fuerzas -como Turquía, Rusia o Egipto- están ocupando ese estruendoso vacío. La influencia de Europa en el mundo depende de la credibilidad de sus posiciones, pero la UE no es en estos momentos un factor determinante, porque carece de una posición común sólida y de una fuerza militar creíble. Es cierto que a estas alturas no hay una solución militar para el conflicto, pero conviene reconocer que sin una capacidad militar lo bastante disuasoria tampoco es posible intervenir para poner fin a la confrontación. Gestos como la conferencia de Berlín no serán suficientes.
Mientras tanto, los libios siguen ahogados en su propia sangre, los inmigrantes irregulares viven allí un infierno indecible y países como Turquía se permiten incluso aspirar a expandir su zona económica exclusiva aprovechando el desorden en la zona. Todo ello a escasos kilómetros del territorio europeo.