Editorial
Liberalizar beneficia a todos
Madrid ha sabido liberalizar un tejido económico que no deja de crecer y de rentabilizar su actividad, como hace dos días revelaron las cifras del turismo
![Liberalizar beneficia a todos](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2018/09/06/farmacia-madrid-kBQD--620x349@abc.jpg)
La liberalización, ya absoluta, de los horarios de las farmacias en la Comunidad de Madrid incide en la senda que desde hace años el Gobierno regional ha adoptado para quitar trabas administrativas al comercio y favorecer el consumo, lo que no solo beneficia a los empresarios, pequeños o grandes, sino a los ciudadanos. Adicta a las prohibiciones, la fiscalización pública y, en suma, al entorpecimiento de la iniciativa privada, la izquierda -y también un centro-derecha que muy a menudo se ha dejado llevar por el intervencionismo- tiende a obstaculizar la libre actividad económica a través de leyes restrictivas, cuando no de tributos que recortan su margen de maniobra y paralizan su desarrollo. Madrid, en cambio, ha sabido liberalizar un tejido económico que no deja de crecer y de rentabilizar su actividad, como hace dos días revelaron las cifras del turismo, excepcionales en un marco generalizado de retracción. Es el ciudadano, también contribuyente, quien a la postre se beneficia de un clima de apertura que favorece la inversión, dinamiza el mercado laboral y genera riqueza.
Legislar a favor de la sociedad es una exigencia pública que de forma paradójica rara vez se cumple, y que incluso genera críticas, como las de la presidenta andaluza cuando tacha a Madrid de «paraíso fiscal» . Más allá de los grandes indicadores, basta comparar la economía de las dos comunidades para comprobar la distancia que va de un sistema restrictivo a otro que aboga por la liberalización y la bajada de impuestos y que da carta blanca a la iniciativa privada. No son las grandes corporaciones las beneficiadas por este modelo, sino el ciudadano. Poder comprar medicinas a cualquier hora y cualquier día de la semana es un avance que, además, aumenta la riqueza. En eso, y no en dogmas huecos, consiste el verdadero Estado de bienestar.