Lo que se juega España el sábado
Con evocación unamuniana sostengo que vencerán, pero no convencerán a quien deben seducir
Parecen ajenos a la realidad. Los integrantes del entorno de Soraya Sáenz de Santamaría están muy seguros de su victoria porque creen tener los compromisarios necesarios para ello. Su conocimiento de causa -seguro que mayor que el mío- les asegura que eso es así. Pero parece como si no se hubieran parado a pensar si eso es lo mejor para cambiar el desgobierno de España. Creo que como la votación del sábado es entre los compromisarios del Partido Popular, el equipo de esa candidatura no se ha aventurado a consultar fuera de los afiliados de su formación, entre el electorado.
El pasado lunes el diario «El Mundo» les decía lo que ellos quieren escuchar: que el 60 por ciento de los votantes del PP quiere la victoria de la ex vicepresidenta. Me pregunto dónde habrán hecho esa encuesta. Yo he hecho otra nada científica: 17 miembros de mi familia. De ellos dos dijeron que no votarían al PP «y mucho menos si es candidata Soraya». De los otros quince, simples votantes, ninguno militante (aunque hay alguna exmilitante relevante) y pertenecientes a tres generaciones que oscilan entre los 76 y los 18 años, el 85 por ciento (trece) manifestaron su preferencia por Casado, frente a dos que preferían a Sáenz de Santamaría.
Ayer almorcé con un sacerdote que es cabeza de una asociación católica internacional que tiene sus propios sacerdotes y que está implantada en España, Iberoamérica y Estados Unidos. Me decía que a lo largo de los últimos días ha hablado con unos cuarenta miembros de su congregación, sacerdotes y laicos, y que todos, sin excepción, prefieren a Pablo Casado.
Supongo que la respuesta a mis ejemplos es que para ganar otras elecciones el PP tiene que ensanchar su base. Y como teoría no puedo estar más de acuerdo: sólo con tu base no ganas. El problema es que a lo largo de los últimos años el Partido Popular ha ido perdiendo su base que ha engordado partidos a ambos lados del espectro ideológico. Y yo creo que está claro que la única persona que no puede resolver ese problema es quien tuvo un papel determinante en su creación. Hace falta un nuevo rostro capaz de llegar a los que se han ido para, desde ahí, ensanchar la base. Sin base, ensanchando el minarete, todo se viene abajo.
Yo no tengo ni idea de quién ha hecho el vídeo con las imágenes de Arenas, Villalobos y Montoro. Pero sé que refleja una realidad y por eso ha causado tanta indignación entre los afectados. Y lo que no se puede pretender es hacer unas primarias para luego no poder hacer campaña y señalar lo que no se quiere hacer igual que en el pasado. Estas elecciones también tienen que servir para valorar los propios errores. Porque si no lo haces en este momento procesal, tampoco los vas a analizar cuando te estés enfrentando a otros partidos.
Este sábado en Madrid está en juego quién presidirá el Partido Popular. Por supuesto. Pero está en juego mucho más. Está en juego si el PP va a poder presentar una alternativa a las políticas de Sánchez. El pasado domingo, en la entrevista que le hizo en ABC, Mariano Calleja preguntó a Sáenz de Santamaría hasta tres veces si ella iniciaría una nueva operación de diálogo con Torra -como la que hizo con Junqueras con el resultado conocido-. La candidata no respondió. No era una pregunta tan complicada. Pero ella y su futuro están atados por su pasado. Me duele decirlo, pero con evocación unamuniana sostengo que vencerán, pero no convencerán a quien deben seducir.