Novedad inesperada
«Aquel Jesús, abatido y descartado por todos, inició una historia llena de meandros, pero que alcanza nuestros días»

El Sábado Santo es el día del gran silencio. Ese silencio que muchos atribuyen a Dios porque no responde en la forma en que ellos esperan. Silencio aumentado por las consecuencias de la pandemia. Está visto que sus caminos nos desconciertan, como desconcertados quedaron aquellos ... que habían visto la entrada triunfal del Nazareno en Jerusalén cuando lo vieron colgado de un madero.
Nuestro mundo ha masticado la decepción de muchas falsas esperanzas : ni la ciencia, ni las ideologías, ni el bienestar institucionalizado han podido responder a la sed del corazón humano que sigue buscando a trompicones. Nuestro gran poeta Juan Ramón Jiménez se interrogaba sobre ese silencio aparente para decir: «¿...es que ha sucedido todo, y estamos ya, tranquilos, en lo nuevo?».
Aquel Jesús, abatido y descartado por todos, inició una historia llena de meandros, pero que alcanza nuestros días. Su inesperada victoria se refleja en la vida de los que siguen reconociéndole presente, a despecho de todos los poderes de la historia. Él sostiene una esperanza aparentemente frágil que sin embargo perdura, y a la que todos pueden volverse.
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