Enfoque
En Francia son superdrásticos, tía
Registro policial al ex primer ministro

Cuando la exministra francesa de Sanidad, herida tras su fiasco electoral como candidata a la alcaldía de París, reconoció que la primera vuelta de los comicios municipales del pasado febrero había sido una «mascarada», ya que el Gobierno sabía «todo lo que podía ocurrir» con ... la pandemia, el entonces primer ministro galo, Édouard Philippe, tuvo que admitir que estaba al tanto de aquellas alertas. La Policía francesa registró ayer sus domicilios y sus oficinas. La Justicia los investiga por los presuntos delitos de «abstención en el combate del siniestro» y «no asistencia a personas en peligro de muerte». Así está Francia.
En España no hubo elecciones municipales en invierno, pero sí una movilización general -convocada desde los megáfonos de La Moncloa- para que las calles volvieran a teñirse de morado y de feminismo radical. Irene Montero, que era candidata al título de Miss 8-M, más relevante que una alcaldía y con más brillo que la torre Eiffel a las horas en punto, reconoció que a la manifestación de este año había ido menos gente -«la gente»- por lo del coronavirus que el Gobierno se había empeñado en tapar. «O sea, no lo voy a decir porque no lo voy a decir», aseguró la ministra de Igualdad, que dijo lo que no iba decir mientras cuestionaba las medidas -«superdrásticas, tía»- que ya se estaban adoptando en el resto de Europa. No es cosa de ponerse a registrar a la francesa el chalé de Galapagar, que en la práctica del teletrabajo es casi la sede de un partido, por lo que no iba a decir y dijo Montero, pero sí de esperar a que un día de estos alguien se atreva a decir lo que todo el mundo sabía, incluso «la gente» que no fue a la entronización de Miss 8-M, para determinar, rebobinando, si es correcta la cifra de esas 450.000 vidas que Pedro Sánchez dijo, porque lo quería decir, haber salvado.
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