Italia, guion del desastre populista

La entrada en recesión de la economía italiana, que acumula dos trimestres de crecimiento negativo, es la última señal de alarma procedente de un país que en los últimos meses no ha dejado de inquietar al resto de socios comunitarios. Como informamos en páginas del suplemento ABC Empresa, la desaceleración -que ha frenado ya el crecimiento de Alemania y Francia y de la que de momento se libra España, aún protegida por las reformas de los gobiernos populares- no es un fenómeno exclusivo de Italia. No es casual, sin embargo, que haya sido Italia el primer país de la eurozona en caer en el agujero de la recesión. El órdago presupuestario que Roma lanzó a la Comisión Europea, luego matizado, responde a una forma de entender la política basada en el enfrentamiento y la búsqueda de enemigos exteriores, propia de un populismo que esta misma semana se ha desmarcado -junto a Austria- de la condena comunitaria el régimen de Maduro para negar cualquier legitimidad democrática a Juan Guaidó, en línea con la estrategia de Moscú o Teherán.
La recesión italiana es el resultado de una gestión económica errática, basada en la simulación y en el desprecio a las reformas a las que obliga la responsabilidad. También el Gobierno de Pedro Sánchez ignora reiteradamente las llamadas al orden de los organismos y supervisores nacionales y extranjeros sobre la insostenibilidad de sus cuentas, una huida hacia adelante que en el caso de Italia responde a un plan de ruptura de mayor envergadura, determinado por un populismo antieuropeo -como el de los socios de Sánchez- que no deja de manifestarse. Deslegitimar a Guaidó, aplaudir a los separatistas catalanes o desestabilizar la UE con políticas unilaterales -económicas o migratorias- es el abono de un desastre anunciado. Que tomen nota quienes frecuentan los márgenes de la política y del sentido común.