Editorial ABC

Institucionalización del sectarismo

El Gobierno de Pedro Sánchez acierta cuando da marcha atrás, aunque sea como consecuencia del estupor que provocan sus formas de conducirse por el poder ejecutivo

ABC

El eco de la denuncia de ABC forzó ayer al Ministerio de Asuntos Exteriores a rectificar y a anular la obligatoriedad -fiscalizada por el Ministerio de Justicia- de incluir un logotipo dedicado al «exilio republicano» en los correos de las embajadas y los consulados de España. Como en tantas otras ocasiones, el Gobierno de Pedro Sánchez acierta cuando da marcha atrás, aunque sea como consecuencia del estupor que provocan sus formas de conducirse por el poder ejecutivo. La utilización de las instituciones para la campaña electoral del PSOE y de Pedro Sánchez no se agota en el ejercicio abusivo y dilapidador del real decreto-ley. Los socialistas dieron un paso más al estampar en las comunicaciones del cuerpo diplomático el emblema republicano. La iniciativa era por sí misma frentista, porque el reconocimiento que merecen los cientos de miles de refugiados que salieron de España tras la victoria franquista no justifica la utilización de los colores de la bandera republicana. Esta enseña es un símbolo anticonstitucional -lo es porque la Constitución establece los colores de la enseña nacional- y, por tanto, inadmisible en la imagen institucional del Estado. Además, es un símbolo superado por el consenso constitucional y utilizado precisamente por quienes quieren romper el pacto constituyente de 1978 y la concordia de la Transición.

La gota que colmó el vaso de la paciencia de los diplomáticos fue una segunda circular, propia de regímenes totalitarios, que ordenaba a embajadas y consulados a comunicar al Ministerio de Justicia la utilización del logotipo republicano. Se trata de una muestra de la servidumbre absoluta de las instituciones del Estado a los pies de un partido y que corona la trayectoria de Pedro Sánchez, marcada por la confusión entre lo público y lo partidista. Además de dar marcha atrás de forma acelerada, el Gobierno debería explicar por qué motivo tenían los miembros del cuerpo diplomático y los funcionarios de las embajadas y consulados dar cuenta al Ministerio de Justicia del uso del emblema republicano.

Pedro Sánchez se jacta en su libro de su buena relación con el Jefe del Estado, una manifestación más de la vida virtual del presidente del Gobierno. Con estas iniciativas irresponsables sobre el exilio republicano y la imposición de la bandera tricolor en comunicaciones oficiales en el extranjero, Sánchez ha echado gasolina en la hoguera antimonárquica para ganar enteros frente al electorado más izquierdista. ABC ha logrado detener una iniciativa que, desde dentro del Estado, atenta contra sus instituciones y símbolos. Ni la Junta Electoral, ni las Cámaras legislativas, aunque estén disueltas, deben permanecer al margen de un atropello que, si no se frena, irá a más.

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