Editorial ABC
Iglesias juega otra vez con Sánchez
El líder del PSOE se equivocará si su objetivo es alcanzaar La Moncloa sin acudir a las urnas, forzando una moción de censura junto a Podemos una vez que acaba de retrarse con los apoyos de Bildu, ERC y Compromís
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La fallida moción de censura ha dejado como primera consecuencia un aparente clima de nuevo entendimiento entre el PSOE y Podemos , y una renovada intención de recomponer relaciones. La duda que se abre es si realmente será así y emergerá un ánimo real de idear una nueva moción conjunta en los próximos meses con Pedro Sánchez como candidato, o si solo es un falso juego de esgrima político en la conciencia de que a Podemos le interesa solo porque pierde pulso electoral, y al PSOE porque su verdadera estrategia es recuperar los millones de votantes que perdió por su izquierda. Solo el tiempo determinará si ese entendimiento es realista o simple pantomima táctica. Pero sirva un dato objetivo: hace tiempo que Sánchez y Pablo Iglesias dejaron de fiarse uno del otro. Por tanto, cabe albergar serias dudas de que esta hipotética alianza vaya a conformarse a medio o corto plazo, sencillamente porque no forma parte del ADN de Iglesias figurar como subalterno de nadie. En cualquier caso, la legislatura va avanzando, y el retrato de una cierta decadencia de Podemos debe animar al PSOE a recuperar ese espacio de socialdemocracia pragmática y constructiva que había perdido. Sin estridencias y sin caer en la enésima trampa que pretende ponerle Podemos. Sánchez se equivocará si su primer objetivo es alcanzar La Moncloa sin acudir a las urnas , forzando una moción junto a Podemos una vez que acaba de retratarse con los exclusivos apoyos de Bildu, ERC y Compromís. Iglesias ha perdido mucho con su órdago y pretende salvar los muebles simulando ponerse al servicio de Sánchez tras asumir que una parte de su electorado, y de su partido, no le ha perdonado haber vetado la investidura de Sánchez.
En cualquier caso, las circunstancias políticas han cambiado. La suma para Sánchez sería ahora mucho más difícil que hace año y medio. Mariano Rajoy ha trenzado acuerdos con Ciudadanos, Coalición Canaria, Nueva Canarias y el PNV para la aprobación de los Presupuestos. La mera suma entre PSOE y Podemos, junto a otros partidos extremistas e independentistas, sería insuficiente sin sumar a actuales aliados de Rajoy. Sería impensable que estos partidos pusieran en riesgo ahora la estabilidad política y económica de la legislatura por más que el ánimo colectivo entre la oposición sea que Rajoy no es su presidente ideal. Sánchez está impelido a pacificar al PSOE en el momento más crítico de su historia reciente. Y si apuesta todo su legado político a una moción apresurada e insensata, no solo incurrirá en un error irreversible para él, sino que volverá a poner en riesgo a esa mitad de su partido que no consiente ceder ante los independentistas o ser sumiso a Bildu. El coste sería demoledor, primero para España, y luego para el PSOE.