Tiempo recobrado
Hume y la historia
La historia es una sucesión de hechos cuya relación no podemos establecer
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En una reciente cena con unos amigos, se planteó un interesante debate sobre el sentido de la historia. Como era previsible, los comensales chocaron con dos visiones incompatibles. Un sector de la mesa sostenía que la historia tiene que ajustarse a los hechos y que ... cualquier interpretación sólo es válida si se basa en un análisis riguroso del pasado. El otro sector sostenía que la historia siempre es un relato construido a partir de hipótesis que nunca pueden ser verificadas.
La cuestión ha dividido a los historiadores durante los dos últimos siglos y seguirá abierta durante mucho tiempo porque no hay ninguna respuesta convincente. En este sentido, acabo de leer Ciudadanos, el magnífico libro de Simon Schama sobre la Revolución Francesa.
Contra la historiografía que encarna Georges Lefebvre, que se centra en explicar el estallido revolucionario en causas socioeconómicas, Schama sostiene que el derrumbe del Viejo Régimen se produjo por el cambio de mentalidades en Francia y que nada sería entendible sin el factor personal. La monarquía borbónica estaba ya carcomida por una crisis de valores cuando se produjo la toma de La Bastilla, una tesis que se aproxima mucho a la de Tocqueville.
Pedro J. Ramírez en El primer naufragio sostenía que la Revolución triunfó a causa de la férrea organización jacobina, que practicó métodos leninistas para hacerse con el poder, una idea que no coincide con la interpretación marxista de Lefebvre pero tampoco con el análisis de Schama. La polémica sigue abierta porque la Revolución de 1789 fue un acontecimiento tan complejo y poliédrico que, transcurridos más de dos siglos, suscita más interrogantes que respuestas.
Tal vez la idea del filósofo David Hume, muerto dos décadas antes, nos ilustre a entender las dificultades para interpretar la historia. El ilustre pensador escocés cuestionaba el principio de causalidad y sostenía que sólo podemos determinar la sucesión puramente temporal de los hechos.
«No tenemos noción de causa y efecto, excepto la excepción de que ciertos objetos siempre han coincidido y que se han mostrado inseparables en sus apariciones pasadas. Sólo podemos observar la cosa en sí misma pero no podemos penetrar en la razón de la conjunción de los fenómenos», escribió Hume.
Lo que el filósofo nos viene a decir es que la historia es una sucesión de hechos cuya relación no podemos establecer y que, por tanto, es incognoscible. A partir de aquí, cualquier extrapolación histórica para explicar el presente es una pura especulación.
La conclusión de Hume es una lección de modestia sobre la capacidad del entendimiento humano, pero también nos induce a ser menos arrogantes cuando intentamos dar un sentido único a la historia o a utilizarla como un instrumento político. Lo que no implica caer en un relativismo que podría justificar las masacres más abyectas o las causas más inmorales. Seamos prudentes a la hora de imponer nuestros prejuicios al prójimo.
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