Editorial

Hasel no es un rapero, es un instigador de crímenes

Es un peligro público que entra en la cárcel por reincidir en delitos graves y por agredir a policías y periodistas

ABC

Si la extrema izquierda antisistema considera que el cumplimiento de una sentencia por exaltar el terrorismo representa la represión de un Estado antidemocrático y un ejercicio para acallar la libertad de expresión, es que hay una parte de la sociedad profundamente alterada. Pablo Hasel no ha entrado en prisión por escribir letras musicales. Esa es la falsedad con la que se quiere encubrir a un delincuente o, como hace Podemos, con la que se pretende indultar a un individuo que pide a Al Qaida que siga asesinando. Hasel no es ningún icono de la libertad. Es un peligro público que entra en la cárcel por reincidir en delitos graves y por agredir a policías y periodistas. El camino emprendido hacia la subversión en España es peligroso. Basta observar lo que ocurre cuando una sentencia no gusta a la izquierda: se acosa a los jueces, se incendian las calles, se saquea una ciudad… y se manipula a la ciudadanía desde terminales mediáticas que simpatizan con un estado anárquico de las cosas para adoctrinar en el caos. Hasel no es un rapero. Es un delincuente. Y no ha hecho cosas distintas a las que hicieron Isabel Serra o Alberto Rodríguez. Ellos pueden cometer escraches, amedrentar y agredir. Pero si la ley no ampara su matonismo, es fascista. Sánchez debería aclarar por qué lo permite. Si calla, otorga.

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