Ramón Pérez-Maura

Hablemos entonces de genocidios

Si lo que ocurre en Gaza o Cisjordania es grave, ¿cómo es lo que ocurre en Alepo? ¿Y no tiene Francia nada que decir de eso?

Ramón Pérez-Maura

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Pocas cosas más peligrosas que un progre en retirada por fin de contrato. Antes de dejar el trabajo siempre intentan buscar la forma de terminar de estropear lo que no procuraron cargarse en un principio ni en los momentos más gloriosos de su mandato. El pasado domingo en París vimos a Hollande intentando rematar lo que ya había apuntado Obama en el Consejo de Seguridad el mes pasado: la condena de Israel. Afortunadamente no lo ha conseguido, pero no por falta de ganas, sino por pura incompetencia.

A Hollande, flanqueado por John Kerry, se le ocurrió la genialidad de convocar una conferencia con 70 participantes, pero sin la presencia de los protagonistas del conflicto: Israel y la Autoridad Palestina. Como si fueran menores de edad incapacitados para expresarse con conocimiento de causa. Una conferencia que no sólo no convoca a las partes concernidas, sino que además se celebra contra la voluntad expresa de una de esas partes. La conferencia tuvo lugar también contra la voluntad de la nueva Administración norteamericana, que estará en pleno ejercicio de sus funciones esta misma semana y que debe ser garante de cualquier acuerdo entre las partes. Lo que hace que, como han dicho los británicos, que no han firmado el comunicado final, «haya riesgos de que la conferencia endurezca posiciones en un momento en que lo que necesitamos es fomentar las condiciones para la paz».

Y mientras Francia intentaba captar todos los focos con una intervención en el conflicto israelo-palestino que sólo puede agravar la situación, se ha cuidado mucho de convocar una conferencia de igual nivel sobre un país en el que casi todos le reconocen especial conocimiento y autoridad: Siria. Porque si lo que ocurre en Gaza o Cisjordania es grave, ¿cómo es lo que ocurre en Alepo? ¿Y no tiene Francia nada que decir de eso? ¿ Tampoco lo tiene Estados Unidos ? Mucho hablar de la generosidad de Trump hacia Rusia y sus buenos gestos e intenciones, pero por ahora el único que ha dado carta libre al Kremlin en Oriente Medio ha sido Obama en Siria. Pero lo importante es ver cómo se daña a Israel, que es el aliado de referencia de Occidente en esa región, nuestra cabeza de puente, nuestra última esperanza.

No haya lugar a equívocos, los que hablan de genocidio en Gaza y Cisjordania podrían empezar por explicar por qué en 1948 había 800.000 judíos repartidos entre Argelia, Egipto, Irak, Líbano, Libia, Marruecos, Palestina, Siria, Sudán y Yemen y el porcentaje que hoy queda es menos de un 0,1 por ciento. En cambio, los musulmanes que entonces había en lo que hoy sería Palestina eran 500.000 y hoy son 2.700.000, un 540 por ciento más. Y los musulmanes que había en Israel en 1948 eran 350.000 y hoy son 1.800.000, un 514 por ciento más. Así que, con quien quiera, podemos hablar de genocidios.

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