Cartas al director
Los Goya y mi madre
Una lectora de ABC explica cuál es su visión de las reivindicaciones feministas actuales
No vi la gala de los Goya. Estaba en el cine, viendo «Los archivos del Pentágono». La película narra unos hechos que comenzaron el 13 de junio de 1971 con la publicación en el «New York Times» de un documento sobre la guerra de Vietnam. Justo dos semanas más tarde de aquel hecho nací yo en Córdoba. Y doce horas antes de mi nacimiento, mi madre se encontraba en Sevilla defendiendo su tesis doctoral en Físicas.
Por aquel entonces, ella daba clase en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Córdoba. Era la única mujer del claustro. Y no se cogió la baja de maternidad cuando yo nací, ya que pensaba que eso le perjudicaba como mujer. Con la mentalidad de hoy, la mayoría pensará que eso es una burrada, pero su razonamiento era muy lógico: «Si pueden prescindir de mi cuatro meses, pueden prescindir toda la vida». Y ahí estuvo, sacando adelante su trabajo de profesora universitaria, con tres niños pequeños, uno de ellos recién nacido, a los que incluso les hacía ella misma la ropa.
En Agrónomos, sus compañeros hacían como que no existía. Ni siquiera le dieron la enhorabuena por mi nacimiento. Y no digamos ya por el doctorado.
Hoy he leído las noticias sobre los Goya, y he pensado en la película que vi ayer, y en mi madre. Realmente es necesario un cambio estructural, cultural. Nadie lo duda. Pero yo veo que el camino pasa por poner delante del mundo a estas mujeres que, como mi madre, han reivindicado con su vida la importancia de la mujer en el mundo laboral, sin renunciar a su maternidad, a su ser mujer. Si mi madre hubiera renunciado por su trabajo, yo no estaría aquí. Y por esta razón, quiero públicamente darle las gracias. Gracias, mamá.