Editorial ABC
Golpe crítico al turismo español
El Gobierno de Pedro Sánchez llegó tarde y mal a la pandemia y sigue sin tener un plan para evitar el hundimiento de la economía
El del Reino Unido no es precisamente uno de los gobiernos que puede presumir de haber gestionado con acierto la pandemia, sino todo lo contrario. Boris Johnson es justo uno de los dirigentes mundiales que más tarde y peor reaccionó ante la amenaza, ignorándola ostentosamente hasta que él mismo resultó contagiado y acabó en cuidados intensivos. No es de extrañar que en estos momentos aproveche cualquier oportunidad para hacer olvidar sus errores pasados, señalando a España como el colmo de todos los peligros, con la imposición de una cuarentena cuyo efecto más directo será disuadir a millones de ciudadanos británicos de venir a España a pasar sus vacaciones y de paso alentarles a que se queden en su país.
La maniobra se encuentra con el terreno abonado por un Gobierno español completamente desconectado de la realidad, incapaz de reaccionar ante la mayor catástrofe económica que hayamos conocido en las últimas generaciones. Llegó tarde y mal a la pandemia y sigue sin tener un plan para evitar el hundimiento de la economía.
Los británicos han sido tradicionalmente nuestro principal mercado turístico y su cierre abrupto por razones que hoy por hoy no se justifican va a provocar un daño incalculable a la principal industria del país. Ante semejante emergencia el Gobierno debería tener preparada una estrategia contundente, tomando medidas por su cuenta, como por ejemplo, ofrecer gratuitamente test a los viajeros que lo soliciten cuando abandonen España, lo que haría innecesaria la cuarentena. En lugar de ello, toda la gestión se ha dejado en manos de la pusilánime ministra de Asuntos Exteriores, que después de su papelón en el caso de Gibraltar, ahora conoce en carne propia cómo responden de verdad los británicos a sus concesiones. La idea de mantener unos corredores seguros con las islas debería ser, al menos, un objetivo prioritario en estas circunstancias extremas.
El Gobierno de Pedro Sánchez no tenía un plan para afrontar la pandemia y no lo tiene para tratar de paliar sus efectos económicos, que van a pesar sobre la vida de los españoles durante muchos años. De hecho, a alguno de sus ministros ni siquiera le importaba el turismo, que ha sido desde hace más de medio siglo la industria que ha dinamizado nuestro bienestar y la prosperidad de millones de españoles. Las ayudas europeas serán esenciales, pero tardarán y aún entonces no serán suficientes para afrontar este descalabro monumental que estamos padeciendo. Se necesita un gobierno que se haga cargo de la situación y afronte por un lado el control de la enfermedad sin olvidarse de la defensa de lo que queda de la economía española.