Editorial ABC
El Gobierno debe dejarse aconsejar
Claramente sobrepasado por la situación ante el desastre económico, el Ejecutivo de Sánchez debe implicar a empresarios y expertos en la gestión de las ayudas europeas
El Gobierno estudia la posibilidad de crear un comité de sabios que le ayude a gestionar el reparto de los 140.000 millones de euros (entre subvenciones directas y créditos) del fondo Covid-19 que llegarán a España para rescatar nuestra economía de la abisal fosa en el que se encuentra. Este órgano asesor tendría un perfil meramente técnico y en principio se apuesta por empresarios de prestigio y relevantes nombres del mundo financiero, como ya han probado, con éxito, países como Alemania e Italia. Se trata de aprovechar la experiencia de estos profesionales para que los proyectos nutridos por ese dinero sean realmente eficaces y generadores de una revitalización de la economía productiva. De eso se trata, de que se gestione con eficacia el dinero pues hasta el momento el Ejecutivo de Sánchez solo se ha mostrado medianamente ágil en el reparto de subsidios, la gran especialidad de la izquierda. Por eso la participación del sector empresarial, que conoce de primera mano el paño, se antoja fundamental para que esos fondos no terminen en el tradicional «gastadero» sin sentido, como el tristemente famoso «Plan E» de Rodríguez Zapatero.
La economía española se halla en una situación de emergencia nacional. El desastre es conocido. Con una pérdida de más del 18 por ciento de su PIB a finales de junio, España es el país de la UE que más riqueza nacional ha perdido en estos meses. Y lo peor es que, según la OCDE, también es el que se encuentra en peores condiciones para emprender la recuperación, muy lejos de la buenas perspectivas que se intuyen en Francia, Alemania o Italia. La razón es sencilla: los analistas e inversores han tomado nota de la apatía con la que el Gobierno de Sánchez se ha comportado, sumido en una irresponsable resignación a que con el tiempo, la vacuna y el dinero que llegará de Europa salgamos de este atolladero. Pero no, no es tan sencillo. El sistema productivo español está sufriendo una herida profunda, una pérdida estructural de músculo que requiere un plan serio de reconstrucción orientado a sectores que sean capaces de restaurar el vigor perdido. Por eso es imprescindible que el sector empresarial asesore en esta tarea. Es incomprensible que el Gobierno metiera en un cajón las propuestas que salieron de la cumbre empresarial organizada por la CEOE hace casi cuatro meses. No eran simples ideas teóricas, eran las sugerencias perfectamente aplicables. Pero entre la soberbia (marca de la casa) del gabinete ministerial y el desconcierto que provocaba el combate sanitario de la crisis, Sánchez no atendió a esas voces expertas. Ahora debe rectificar, dejarse asesorar por quienes de verdad saben y copiar (eso no se le da nada mal) lo que están haciendo en Alemania o Italia para que la gestión del dinero no quede contaminada por la tradicional batalla del partidismo político.