Ramón Pérez Maura

Un general de pocas medallas

Imagínense que algún Jemad de Aznar hubiera anticipado el modelo Rodríguez y se hubiera presentado a las elecciones por un partido de ultraderecha

RAMÓN PÉREZ-MAURA

Siempre me impresionaron las fotos de Jean-Bédel Bokassa, autoproclamado S. M. Bokassa I, Emperador de Centroáfrica. Y me deslumbraban por una sola razón: su infinita capacidad para acumular condecoraciones. No solo es que tuviera la pechera abarrotada —que la tenía, a diestra y a siniestra—, es que era tal su deseo de lucir alfileres honorarios que ostentaba las múltiples medallas colgadas hasta en las perneras de los pantalones. Con un par –entre esas medallas.

Está claro que el general José Julio Rodríguez Fernández no tiene los problemas de espacio de Bokassa para acumular condecoraciones. Más que nada porque aquellos que no se autoconceden condecoraciones lo tienen mucho más difícil que el paranoico tiranuelo centroafricano. Pero en el caso de Rodríguez Fernández, que fue aupado al Jemad por Rodríguez Zapatero, llama la atención la cortedad de condecoraciones que lucía en la pechera cuando ocupaba el cargo. En las fotos que tengo ante mí sólo luce ocho, que para una vida entera en la milicia no es casi nada. Cabría la posibilidad de imaginar que es un hombre modesto, que no quiere lucir sus honores. Pero en la milicia exhibir tus condecoraciones no implica chulería ni prepotencia. Es sólo una forma de que los demás compañeros de armas sepan cómo te has ido ganando tus ascensos. Si no tienes condecoraciones es porque no has tenido actuaciones dignas de premiar ni has estado en misiones de combate. Y los ascensos te han llegado por otras razones.

Cuando se mira el historial del general Rodríguez se ve que, como era de esperar con Zapatero, se escogió para el cargo a un militar de una carrera plena de destinos burocráticos, que desembocaron en un ejercicio del Jemad mediocre, como se demostró en alguna operación lamentable en el Índico, cual fue la huida de los secuestradores del pesquero español Alakrana, con cuatro millones de dólares en el bolsillo huyendo en una zódiac de un helicóptero que no los alcanzaba....

Pero lo que a mí más me ha impactado del fichaje del general Rodríguez por Podemos es la normalidad con que se asume que quien ha sido el jefe de la organización más jerarquizada del país se convierta en candidato de un partido antisistema, lo que dice mucho de la coherencia de Rodríguez. Y eso me ha llevado a hacer una pregunta. ¿Se imaginan que alguno de los Jemad de Aznar, ya fuese el teniente general Santiago Valderas o el almirante Antonio Moreno Barberá, hubiera anticipado el modelo de Rodríguez y se hubiese presentado a las elecciones por un partido de ultraderecha? ¿Qué no se hubiera dicho de Aznar, del Partido Popular y de las Fuerzas Armadas españolas en su conjunto? Desde Pedro Sánchez hasta Pablo Iglesias habrían pedido, no ya la supresión del Ministerio de Defensa, sino la disolución de los ejércitos en su conjunto.

Hace mucho tiempo que vemos esa conquista de territorios por parte de la izquierda. Igual que esta incursión de un Jemad en la política es considerada por la progresía como políticamente correcta, la contraria sería intolerable. En el mismo sentido vemos a todas horas cómo a jalean sacerdotes, monjas y personas de vida consagrada que adelantan posiciones izquierdistas, pero se denuncia como intolerable que desde esa misma Iglesia se definan posiciones conservadoras. Sólo en esos casos es cuando se pide que los curas estén encerrados en sus parroquias. Hipócritas...

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