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Cambio de guardia

De repente

El general que se acurruca en un rincón de la trinchera y llora, merece pena. Y una corte marcial

Gabriel Albiac

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De repente, está sonando el Réquiem de Morales, una aritmética escueta del dolor, cuyo ascetismo prohibe la retórica: la retórica es la pornografía del sufrimiento. El dolor es taciturno. A ese silencio ofende el charlatán que dice compartirlo. Soledad y silencio son únicas grandezas a ... la altura de un hombre en sus instantes trágicos. En ese cruce fatal de un hombre con su destino, las providencias históricas que invocan los más necios se truecan en insulto. Anudar grandes palabras cuando la muerte comparece, es escupir al rostro de quien la está afrontando. Del que sufre, íntima, incomunicablemente: en el único modo en el que el dolor nos hace humanos.

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