La fractura en Madrid dinamita Podemos
Es factible que Carmena, Maestre y los demás concejales rebeldes a Iglesias formen parte de la plataforma electoral de la alcaldesa
La fractura sufrida por Podemos en Madrid es muy profunda. Cinco concejales de Manuela Carmena, entre ellos Rita Maestre, se han negado a someterse a las primarias internas del partido de Pablo Iglesias porque éste pretendía priorizar, en las listas para el Ayuntamiento de la capital, a candidatos afines a Julio Rodríguez y a él mismo, y marginar a los simpatizantes de Íñigo Errejón o de la propia Carmena. De este modo, esos cinco concejales han sido expedientados y suspendidos de militancia, creando un cisma interno que ahora mismo mantiene en duda la conformación de una lista unitaria de extrema izquierda. Incluso, es factible que Carmena, Maestre y los demás concejales rebeldes a Iglesias formen parte de la plataforma electoral de la alcaldesa, y Podemos se vea obligado a presentar una lista propia alternativa para que el partido morado no pierda su marca electoral en Madrid.
Ese es el pulso que mantiene Manuela Carmena con Pablo Iglesias, pero no es la única guerra interna que está dinamitando Podemos. Sus crisis en Galicia, Cantabria, el País Vasco, Cataluña o Andalucía demuestran cómo los llamados círculos y confluencias se han ido diluyendo orgánicamente en una lucha de egos, ambiciones personales, purgas y venganzas, en las que la única prioridad ya no es cambiar el sistema, sino entrar en el cupo asegurado de unas listas electorales, garantizarse un sueldo público, y ser miembro de la casta política que dicen denostar. Lo que mueve a Podemos es la lucha por la poltrona del poder local, autonómico o nacional, aunque el precio a pagar sea la descomposición progresiva de un partido que ya se limita solo a rendir culto al líder porque lo contrario es garantía de una depuración sistemática del disidente.