Tribuna Abierta
El virus entra en campaña
«Sánchez, convertido en candidato a la Comunidad con su habitual carga de mentiras, ha demostrado que va a por todas. Está en manos del PP responder con inteligencia y mesura a toda clase de provocaciones»
Tras el corto periodo vacacional de Semana Santa y a menos de un mes de las elecciones a la Comunidad de Madrid volvemos otra vez al principio: la cuarta ola del Covid-19 está llamando a la puerta de nuestros vecinos europeos. Esta nueva dimensión de crisis que se avecina -menos virulenta que las anteriores- según los epidemiólogos vuelve a poner de manifiesto el monumental lío y la incapacidad del Ejecutivo de asumir las responsabilidades que le corresponden. Un presidente del Gobierno que desde el minuto uno comenzó su campaña criticando con malas artes la gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid.
El pistoletazo de salida se ha dado. No hay límite en la ofensiva de la izquierda política, mediática y radical contra Díaz Ayuso. Son muchos los frentes que le echan en cara. Asegura Sánchez que la única libertad que existe en Madrid es la circulación del Covid-19. La falta de vacunas y la necesidad de mantener la reserva para la segunda dosis es responsabilidad del Gobierno de la nación. La confusión y el descontrol en especial la de AstraZeneca nos ha llevado a una política de vacunación errónea y arrojadiza fundamentalmente contra los ciudadanos en general. En sus apariciones frecuentes a los medios Sánchez y la ministra de Sanidad se han comprometido que a finales del verano habrá 33 millones de españoles vacunados, palabras poco esperanzadoras y convincentes para la mayoría de los españoles.
Evidentemente, con la remesa de más de dos millones de nuevas vacunas se empieza a vacunar a un ritmo más acelerado de aproximadamente 500.000 al día en el Hospital Isabel Zendal, Wanda Metropolitano y centros de salud. Aquí quiero añadir y resaltar mi experiencia de vacunación en el Hospital Zendal que fue impecable en todos los sentidos y lo quiero manifestar y agradecer públicamente. Pero a la maniobra propagandística de la Moncloa no le importa la verdad de los hechos sino la «destrucción del enemigo». Utilizo este término porque es la forma con que afronta la izquierda radical y progresista estas elecciones contra Díaz Ayuso. Recientemente un prestigioso periódico italiano publicaba: «El Milagro de Madrid: no cierra, tiene menos víctimas que Milán y sufre menos, tanto en términos sanitarios como económicos».
El Gobierno cifra sus posibilidades de éxito en que la cuarta ola dispare la infección y colapse los hospitales. El progresismo radical necesita que la estrategia aperturista de Ayuso fracase para crear alarma social que detenga el avance. El PSOE, no tranquilo con el discurso poco ilusionante y carente de credibilidad de su candidato Ángel Gabilondo, ha incorporado al exministro Salvador Illa que, con su nefasta gestión al frente de la sanidad pública, acusa a la presidenta de atacar al Ejecutivo en vez de proteger a los madrileños calificando su gestión de «fanatismo y espectáculo».
Sánchez, en todos los actos de precampaña junto a su candidato Gabilondo, lo utiliza para atacar a Díaz Ayuso acusándola de «cruzarse de brazos ante la pandemia» y generar «un récord de fallecimientos» en Madrid. Sin embargo, se olvida hablar de los 110.000 fallecidos durante la pandemia. ¡Qué pena!. Lo cierto es que Sánchez quiere politizar a toda costa la circulación del virus en favor de sus intereses en beneficio del partido. Presume de ser el salvador de la pandemia. Es difícil encontrar una gestión más desastrosa, caótica, irresponsable y propagandística a lo largo del proceso.
La presidenta Díaz Ayuso -valiente y de carácter fuerte- no podía callar ante este cúmulo de falsedades y le recordó al líder del Ejecutivo la falta de controles en Barajas, el perjuicio en los presupuestos y ayudas de los fondos europeos en comparación con sus socios independentistas. A estos hechos Ayuso le ha respondido con innovación sanitaria -Hospital Isabel Zendal-, recuperación económica, creación de empleo, acceso libre a la educación, bajada de impuestos, servicios sociales, acogida de empresas con dificultades y defensa de los intereses de los madrileños. Mientras nos enfrentábamos solos a la pandemia, el Ejecutivo con un Parlamento anestesiado se dedicaba a controlar a los jueces, promover una ley sectaria de educación y una guerra 'sucia' contra la Comunidad de Madrid.
A menos de quince días de las elecciones, Díaz Ayuso ha advertido al Gobierno que su objetivo no es solo ganar la capital de España sino también la Moncloa. En sus réplicas al Ejecutivo destacó que las políticas de la Comunidad de Madrid han sido profundamente sociales y no socialistas. Un Gobierno que se alza contra el nacionalismo, el sectarismo ideológico y a favor de la unidad de España.
El 4 de mayo el Partido Popular se juega mucho más que la Puerta del Sol. Madrid es la «joya de la corona». Nadie niega que arrebatarle el gobierno a Díaz Ayuso sería el triunfo más deseado para la bancada socialista. El presidente Sánchez, convertido en candidato a la Comunidad con su habitual carga de insultos y mentiras, ha demostrado que va a por todas. El PP ya sabe lo que le espera y está en su mano responder con inteligencia y mesura a toda clase de provocaciones siempre provenientes de la izquierda más radical del país. Como ciudadano madrileño me tranquiliza ver como la presidenta Díaz Ayuso camina con paso firme hacia la victoria a la Comunidad de Madrid.