La felpa de El Arrebato
La chirigota sevillana que se burló de una niña recién despixelizada cambia la letra. La chirigota catalana sigue a lo suyo
Los momentos de inadvertida felicidad están por ahí. En el principio de las películas porno, cuando van vestidos y no se conocen, como escribe Francesco Piccolo en su libro. A veces se encuentran esos momentos. A veces se buscan. Ver a la chirigota Una corrida en tu cara tiene el mismo efecto que ver a los Hermanos Marx en Libertonia. Ponerte a cualquiera de ellos una y otra vez hasta da ganas de vivir, sobre todo cuando esos tipos disfrazados de toreros cantan (y bailan) lo de «Esto no es maltrato, que el toro es feliz entrándome al trapo» con el estribillo de «Felices los cuatro», de Maluma. O cuando la toman con su señora presidenta: «Y se volvió de Madrid nuestra Susana Díaz con la cabeza baja y un poco escocía. Se ve que Andalucía es su segundo plato y aquí se queda pa siempre como la felpa de El Arrebato ». O centrándose en el PSOE y Podemos: «Van sin frenos y cuesta abajo. Solitos se van a pique. Si van sin freno y cuesta abajo, gana Echenique ».
Que me perdone Andrea Janeiro . Los de Una corrida en tu cara son los que dedicaron una de sus piezas a la hija de Belén Esteban. Muy mal gusto, sí. El humor no tiene por qué ser de buen gusto. Decían lo que dicen o han dicho muchos en privado, pero desde el Gran Teatro Falla y para el mundo. Y no eran peores gracietas que las dichas o cantadas contra Paquirrín desde hace años. Más allá de que se trate de una niña que evita la fama, el problema es la publicidad. El estruendo. Tanto a la hora de reírse de alguien como a la hora de que te dejen. Que aquí todas hemos sido Chenoa. Pero sin la necesidad de salir a la calle con la sudadera gris a dar la cara llorosa al público. Los abogados de Andrea Janeiro mandaron un requerimiento a la chirigota para que se retractase de sus burlas y retirase la actuación de todos los canales, esa imposibilidad. Los abogados también habían pedido el abandono del certamen. En lugar de eso cambiaron las letras en su pase de Cuartos del Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz . «Pero tengo algo aquí adentro/ no sé si es conciencia o estoy cagao/ fijarse si aquí hay canguelo/ que el cuplé me lo ha escrito mi abogao./ Te pedimos mil disculpas/ ya no te damos más caña/ te animaremos en el certamen de Miss España». Se quedará ahí y no habrá efecto Streisand.
Que alguien se sienta ofendido por algo no es medida de mucho. En todo caso, y ya que todo el mundo se ofende, a mí me ofende (por Melania) el espantoso retrete dorado y usado de Cattelan que una graciosa comisaria del Guggenheim pretendió endilgar a los Trump cuando pidieron un Van Gogh para la Casa Blanca . Cuenta David Letterman en la hagiográfica entrevista que hace a Obama en Netflix que a él de niño le enseñaron que la presidencia había que respetarla la ocupara quien la ocupara. A la comisaria no le enseñaron ni educación.
Claro que Una corrida en tu cara tiene una de sus letrillas dedicada a Puigdemont. La chufla siempre es según mercado. Ayer, y todavía no es carnaval, la gente se manifestó en Barcelona con sus caretas de Puigdemont, imitando el cartel de « Cómo ser John Malkovich» . Ya le gustaría a Puigdemont encontrar un pasadizo secreto que le lleve directamente a la mente de Malkovich si Malkovich estuviera en Cataluña. La investidura en pausa se convirtió en embestidura, en salto de la reja. Otra vez hay que volver a Núria de Gispert cuando instó a Inés Arrimadas (insultada otra vez por los manifestantes) a volver a Cádiz. Menuda tentación con ese panorama entre lunático y amarillento. Y quedarse allí para siempre. Como la felpa de El Arrebato.