Hughes
Fantasía a prueba de concejales
Todos los niños son así, como Plutarquito, con una divina imaginación a prueba de concejales
![Fantasía a prueba de concejales](https://s1.abcstatics.com/media/ciencia/2017/01/24/57566264-kMHD--620x349@abc.jpg)
El año pasado ya nos escandalizamos/reímos/enfadamos, según temperamentos, con las cabalgatas friquis de Podemos . (Otra cosa son los reyes magos independentistas tras la "estelada" de Belén. Eso ya es psicodélico).
Pero lo de Podemos al final es un sainetillo. Destrozar, destrozar han destrozado al PSOE y algunas cabalgatas... Hombre, ya lo hubiéramos firmado. La revolución se ha quedado en eso, en pajes paritarios y en sustituir a los animales (¡las ocas de Rajoy!). En Valencia han puesto a unas señoras disfrazadas de peripatéticas steampunk. En fin, folclore.
No fue Rita Maestre la responsable de que la Navidad perdiera en España su profundidad espiritual y simbólica, pero sí ha generado una reacción curiosa, como de Mr. Scrooges al revés. Entusiastas oficiales de la Navidad escrutan a Melchor en una discusión neocostumbrista. En Israel luchan por Tierra Santa; aquí por la representación. Hay colocadores sistemáticos de belenes reglamentarios, gente que exige muérdago, y en Madrid se juzga la cabalgata como en Sevilla la Semana Santa.
Desde Pemán (luego iremos con Pemán) no se escribía tanto de temas navideños. No es que haya teología, es mantener el orientalismo imaginativo. "Preservar la ilusión de un niño" se ha convertido en una ambición política. A veces es como si la Navidad también fuera del PP (¡también dependiera de Rajoy!) y la enjundiosa lucha por los "valores occidentales" la estuvieran llevando algunos a la posición del caganer.
Pemán tiene un cuento tranquilizador sobre esta noche, "El republicano y los reyes magos" . Don Sócrates es un hombre de ideas republicanas y racionalistas empeñado en que su hijo, de nombre Plutarco, crezca sin supersticiones. La noche del 5, cuando su mujer le está dejando al niño la trompeta que ha pedido a Sus Majestades, irrumpe en la habitación como un basilisco: "¡Plutarco! ¡Plutarco! No he de dejar que siembren de errores tu razón naciente. Fíjate bien. ¿Ves a tu madre? Tu madre es la que te ha traído esa ridícula trompeta bélica. No creas nunca que te la trajeron los reyes magos".
Pero a la mañana siguiente, Plutarquito tenía su trompeta y, como todos los niños, recordaba a unos reyes magos reales. La intervención del padre, sin embargo, le parecía un sueño confuso.
Todos los niños son así, como Plutarquito, con una divina imaginación a prueba de concejales, y harán poco caso de estas cosas.
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