Editorial ABC
Europa se alarma con España
La Comisión Europea es el último resquicio para evitar un rodillo implacable contra la autonomía de nuestros Tribunales
En menos de una semana, y de forma inopinadamente urgente, la Comisión Europea ya ha lanzado una primera advertencia formal al Gobierno de Pedro Sánchez por tramitar su proyecto para reformar unilateralmente el sistema de elección del poder judicial en España, orillar a la oposición, saltarse los controles preceptivos de los órganos constitucionales y gestionar a capricho la justicia con criterios ideológicos. La preocupación en la Comisión Europea es máxima, y no porque se haya generado un irascible debate en España entre el Gobierno y la oposición como si esta fuese una ley cualquiera o una excusa rutinaria para el enconamiento político. No lo es. La Comisión ha encendido las luces de alarma porque se trata de un escándalo político de primera magnitud que conlleva una quiebra irreversible en la separación de poderes.
La maniobra de Sánchez es siniestra en la medida que pretende alterar el sistema de mayorías parlamentarias para diseñar un poder judicial a medida del PSOE y de Podemos que le permita controlar en exclusiva cada nombramiento de jueces que se haga en el futuro con 17 votos sobre 20 posibles. Sometido el poder legislativo con criterios de obediencia a cada abuso de Sánchez, solo queda el dique del poder judicial como reducto de una democracia que pierde calidad cada día que este Gobierno amanece en La Moncloa. La Comisión sostiene que vigilará «atentamente» el desarrollo de la reforma porque percibe un intento de politizar la justicia. Además recomienda al Ejecutivo que consulte al Consejo de Estado, al Consejo Fiscal y al propio CGPJ antes de cometer una aberración jurídica que no solo puede acarrear sanciones a España, sino que podría dilatar -si no vetar- la llegada de fondos para el rescate de nuestra economía. Es lógico que Europa mire con lupa a España porque nunca nadie se atrevió a tanto para someter a la judicatura. De hecho, en un reciente informe, la Comisión exigió a los países europeos «reducir la influencia del poder legislativo o ejecutivo sobre el judicial a fin de fortalecer la independencia».
Europa es el último resquicio para evitar un rodillo implacable contra la autonomía de nuestros Tribunales. En cualquier caso, las advertencias europeas contra Polonia y Hungría -sorprendentemente lideradas por el mismo PSOE que ahora les imita- no pueden quedar en algo bienintencionado. Si Sánchez asesta un golpe letal a la justicia, ya no valdrán las excusas en Europa para actuar porque realmente empieza a percibirse a España como un Estado fallido en plena deriva totalitaria. Acierta la oposición, como hizo ayer Casado en Bruselas, al alertar de la tensión constitucional a la que Sánchez somete a España porque esto ya no va de reinterpretar nuestras leyes, sino de una ruptura de las reglas del juego. Europa es la tabla de salvación que le queda a España para no ver mermadas más libertades.