Vivimos como suizos
Estilo de vida
El título almodovariano de qué hemos hecho para merecer esto sirve para todo

Ursula von der Leyen defiende el estilo de vida europeo. Menos mal. Vale que han puesto nombre raro a una de las vicepresidencias (eso de defender el estilo de vida europeo), pero quien no esté de acuerdo, que se vaya a Mozambique. En Ciudad Real, ... el PP ha propuesto la mesa del botellón (Mesa para el estudio del problema del botellón). Porque en los alrededores del Quijote Arena es la actividad de más éxito. Como nombre de tinglado político es mejor. Lo de Quijote Arena, también. La presidenta de la Comisión Europea dice que las palabras importan y que los antieuropeístas no se pueden apropiar de la definición de lo que queremos. Margaret Atwood ha incluido en su última novela una cita de Ursula K. Le Guin: «La libertad no es un regalo sino un trabajo duro». Sirve para criadas esclavizadas en una distopía literaria y para un continente real de población cada vez más diversa. De orígenes más diversos. Porque lo del estilo de vida europeo, que suena a lifestyle, a influencers y a otras memeces, cuando no a politización, tiene que ver con los oficios de Viernes Santo y también con la libertad. Con no tolerar a un imán lo que no permitimos a un cura, como dice Amelia Valcárcel.
Una de las películas más descacharrantes de la actual cartelera es «¿Qué hemos hecho para merecer esto?», donde una madre europea, atea y muy progre tiene que aguantar que su hija se convierta al islam por internet. Amárrame los pavos. Sinéad O’Connor también se convirtió. Ahora se llama Shuhada. El viernes pasado estuvo en «The Late Late Show» del canal irlandés RTÉ, cantó una bonita versión de «Nothing compares 2 U», anunció su vuelta a los escenarios y contó que su conversión al islam ha hecho que sienta que vuelve a tomar las riendas de su vida. Ella dice transformarse al islam, no convertir. «Se refiere a la idea de que si estudiaras el Corán, te darías cuenta de que fuiste musulmán toda la vida y no te diste cuenta. Eso es lo que me pasó a mí». Entiendo que haya hombres que se conviertan al islam (Cassius Clay, Cat Steven), ¿pero mujeres? En realidad no entiendo que nadie de pronto se haga de una religión en la que no ha crecido (¡el estilo de vida europeo!). Pero no voy a leer el Corán por si acaso la cantante irlandesa tiene razón.
El título almodovariano de qué hemos hecho para merecer esto sirve para todo. Por ejemplo, para el documental de Sergio Ramos en Amazon Prime. Imaginen que alguien es objeto continuo de chistes, que se le cae el trofeo de la Copa del Rey desde un autobús, que se cree Mortadelo (pero, vaya, desde que llegó a Madrid de Sevilla con aquel traje blanco), imaginen que alguien así se hace un documental para que la sensación de que le falta un hervor sea compartida por mucha más gente. Y no estamos hablando aquí de conquistas deportivas o de cabezazos en el último minuto en la final de una Champions. En el primer capítulo dice varias veces que es capitán del Real Madrid y de la selección española. Y probablemente son las frases más interesantes que salen de su boca. Es una exhibición de verdad grotesca y chistosa de su vida, sin que Joaquín Reyes haya tenido nada que ver. Sale mucho fútbol, su familia, sus caballos, su hermano René (creo que hay que separarlo de la familia en general), su barba, su musculatura… Es, supongo, el estilo de vida de Sergio Ramos, que no sé si hay que defender. En una entrevista en RNE al otro Sergio, Scariolo, le decían: «Ha cambiado usted mucho desde que llegó a España, tiene otro talante». «Es que no se puede ser gilipollas toda la vida». Hay esperanza.
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