Rosa Belmonte
Escalofrío
Podemos va a dejar de ser sexy igual que el PSOE de Felipe González dejó de ser marxista
Se fueron al Escorial, donde el pudridero, y delante de un cartel del Banco Santander trataron de explicar lo suyo. Allí dijo Errejón: «No queda excluida la posibilidad de que Podemos gobierne, pero será otro Podemos. Será más predecible, menos sexy». ¿Entonces Pablo Iglesias ya no va a ser sexy? ¿Ya no va a tener la chepa, los dientes y la barba rala que nos vuelve locas? ¿Monedero se va a quitar el chaleco y las gafas de Trotski? No digo nada de Errejón porque hay errejoners, admiradoras de su núcleo irradiador. Hasta tiene unas cuentas de Twitter: Errejón as puppie (Errejón como cachorrito) y Errejoners Unidas. Vale, también había fans de Los Pecos. Hasta de Los Golfos. Y una que está enamorada de Stephen Hawking (pero como Glenn Close de Michael Douglas en «Atracción fatal»). La diferencia está en que las fans de Errejón además lo votan. Lo mismo hasta se ponen a leer a Gramsci, el escritor favorito también del futbolista Sócrates, que cuando llegó a la Fiorentina en 1984 dijo que había ido a Italia para leer a Antonio Gramsci en su idioma original. Pero luego es Benzema el que pasa por tonto.
Sexy, sexy, en Podemos si acaso Rita Maestre, siempre y cuando no abra la boca y se quite esas cosas que se pone en los pies a modo de zapatos, sandalias o Dios sabe qué. Pero siempre debería estar como el día en que se debatía la Memoria Histórica en el Ayuntamiento de Madrid y tenía los brazos en alto por detrás de su asiento. Como el San Sebastián de Guido Reni que tanto gustaba a Yukio Mishima. Igual que el San Sebastián pero sin atar. Bueno, como diría Errejón, no queda excluida la posibilidad.
La renuncia al sex appeal por parte de Podemos es muy valiente. Casi como Felipe González renunciando al marxismo en el XXVIII Congreso del PSOE. Cuando dijo que se iba y que había que ser socialistas antes que marxistas. Hay que ser predecibles antes que sexies. No suena igual. Cuando Adela Cortina me daba clases de ética en el instituto nos puso a comentar la frase de Felipe González. ¿Llegará Errejón a las clases de ética? ¿Llegará la tuna a la luna? Dejar de ser sexy es duro. Un día eres el pibón pelón de Sinéad O’Connor y a continuación una calva chiflada que desaparece de casa los fines de semana. Supongo que España se divide entre los que ven o han visto sexy a Podemos y los que se echan a reír (por no decir a escupir como los afectados de Vueling con los pobres trabajadores del aeropuerto). «Do you think I’m sexy?» cantaba Rod Stewart antes de hacerse crooner. Ayer actuó en el Teatro Real. El Universal Musical Festival este que se celebra en el Teatro Real es como el Congreso de los Diputados. Todo cabe. En un sitio lo mismo canta Bunbury que Manuel Carrasco. En el otro lo mismo habla Gabriel Rufián que Hernando y Hernando.
Errejón (as puppie) también dijo que Podemos será menos sexy pero al mismo tiempo «generará menos miedo entre los electores que miran con posiciones más refractarias la posibilidad del cambio político». En «Escalofrío» (1959), la película de William Castle, un científico interpretado por Vincent Price descubre que el miedo en el cuerpo humano se debe a un enorme y asqueroso parásito que se aferra a la columna vertebral. Sólo se puede combatir mediante gritos desesperados. El objetivo del científico loco es extraer esa criatura del cuerpo (una especie de oruga gigante). Una película delirante de serie B. Un clásico de lo cursi. Tan imaginativa como espeluznante. Tan candorosa como rarita. El nada sexy Vincent Price es Podemos queriendo extraer el bicharraco del miedo.
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