Tribuna Abierta

La maraña puertorriqueña

Cada cuatro años los puertorriqueños acuden a las urnas para elegir un gobierno que no los gobierna, pues quien gobierna en el país caribeño es el gobierno norteamericano

Efraín Vázquez Vera

El próximo 3 de noviembre de 2020 se realizarán en Puerto Rico elecciones generales para elegir el gobierno puertorriqueño. Cada cuatro años los puertorriqueños acuden a las urnas para elegir un gobierno que no los gobierna, pues quien gobierna en el país caribeño es el gobierno norteamericano.

Nada especial tiene esta elección general si no fuera porque el actual gobierno puertorriqueño, que favorece la anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos, aprobó la celebración de un referéndum que plantea la siguiente pregunta; ¿Debe Puerto Rico ser admitido inmediatamente dentro de la Unión como un Estado? SÍ / NO

Otra vez, Puerto Rico celebrará una consulta de estatus político calificada como criolla, por no ser vinculante con el gobierno norteamericano. Congresistas norteamericanos y funcionarios de la administración Trump han expresado que el resultado de la consulta no será reconocido, lo que la convierte en una onerosa encuesta de opinión.

La anexión, conocida en Puerto Rico como la «estadidad», nunca ha sido mayoría absoluta. Su apoyo en número de votos incluso disminuyó en la última consulta sobre el tema en 2017. Ante esta realidad, es probable que la estadidad pierda el referéndum, confirmándose así la caída del apoyo electoral a dicha fórmula de estatus político.

Entonces, ¿qué lleva al actual gobierno anexionista a convocar un referéndum estadidad SÍ /NO cuando es muy probable que lo pierda? Dado el descontento y rechazo generalizado con la actual administración gubernamental estadista por incompetente, improvisadora y corrupta, el referéndum sólo tiene el propósito de atraer al votante estadista a la caseta electoral de la elección general. Así las cosas, el interés del partido de gobierno es ganar la elección general y no tanto el referéndum. La estadidad nunca ha ganado una consulta de estatus político en buena lid, por lo que perder otro no es la gran preocupación.

La anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos jamás ha sido una opción real. Más bien se trata de un espejismo, una ilusión, una quimera utilizada por algunos políticos puertorriqueños para poder organizarse políticamente, ser electos y ganarse la vida. Nunca la anexión ha sido menos posible que hoy, con un sistema colonial en bancarrota y un gobierno norteamericano que manifestado reiteradamente que la estadidad no está disponible. Puerto Rico se encuentra estancado en un lodazal colonial. La estadidad nunca será reconocida como una opción real por los norteamericanos, conscientes como están del costo económico y político de anexar a Puerto Rico, el cual no están dispuestos a pagar.

Lamentablemente, muchos puertorriqueños se han dejado seducir por lo imposible. Esta situación ha complicado el proceso de descolonización de Puerto Rico, convirtiendo la idea de la anexión en un impedimento para adelantar la descolonización.

La estadidad representa para los puertorriqueños la igualdad, sí, pero con millones de norteamericanos que viven diariamente el discrimen, la pobreza, la marginación y la dependencia. Son muchos los economistas y organismos norteamericanos que han dejado claramente establecido cuán dañino sería la anexión de Puerto Rico para su economía. Si Puerto Rico se convirtiera en un estado de la unión norteamericana, estaría condenado a ser por siempre el estado más pobre y marginado de los Estados Unidos. Además, la anexión representa la dilución de la nación puertorriqueña dentro de la nacionalidad estadounidense, convirtiéndose los puertorriqueños en una minoría racial, religiosa y cultural.

La causa de aquellos puertorriqueños que promueven la estadidad está plagada de desconocimiento y contradicciones. Pretenden, en primer lugar, anexarse a quien ha manifestado desprecio, indiferencia y falta de solidaridad y sensibilidad con la actual quiebra colonial puertorriqueña. Además, pretenden anexarse a un país que por más de un siglo ha discriminado y condenado a Puerto Rico a la dependencia económica, a una condición política indigna, inmoral e ilegal, y a una relación comercial injusta y desleal que ha propiciado la pobreza y la bancarrota del país.

Cualquier puertorriqueño estadista que anteponga los intereses de los puertorriqueños, enfrentándose al dilema colonial racionalmente y sin fanatismo, llegará inevitablemente a la conclusión de que la estadidad no es una opción, y tampoco descoloniza. Este entendimiento nos permitirá de una vez y por todas avanzar hacia la descolonización del País.

Los Estados Unidos parece querer terminar con su colonia y ya no sabe qué más hacer ni cómo más decirles a los puertorriqueños que está en ellos dar el paso definitivo hacia la descolonización y soberanía. Esta realidad es un hecho conocido por el liderato anexionista puertorriqueño, y el próximo referéndum es el último esfuerzo de la ahogada estadidad por encontrar aire.

Efraín Vázquez Vera es Catedrático y exrector de la Universidad de Puerto Rico y Doctor en relaciones internacionales por la Universidad Complutense de Madrid

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