Editorial
Sondeos opacos para el PSOE
Hace tiempo que el CIS dejó de ser un organismo público neutral para mejorar la demoscopia; hoy es solo un órgano más de propaganda oficial para que Sánchez acceda a información reservada
![Editorial ABC: Sondeos opacos para el PSOE](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2021/04/29/tezanos-editorial-k8UH--1248x698@abc.jpg)
Los sondeos de opinión que está realizando el CIS en los últimos días de campaña electoral en Madrid, fuera ya del plazo legal establecido para poder publicarlos, no están prohibidos, pero son una práctica anómala e inusual que alienta las sospechas de ventajismo en favor del PSOE. No en vano, José Félix Tezanos, director del CIS, es un histórico militante socialista que llegó a pertenecer a la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, y es el único sociólogo, de entre los muchos responsables de estudios demoscópicos publicados estos días, que sigue pronosticando una mayoría de la izquierda en Madrid. El resto, sin excepción, conceden una holgada mayoría de gobierno a la derecha.
En declaraciones a ABC, Tezanos no ha negado que se estén realizando estas proyecciones. Al contrario, admite que son «encuestas experimentales» o «sondeos metodológicos» cuya finalidad es la de seguir contrastando datos para compararlos después, una vez que se hayan abierto las urnas, con las cifras reales. Se trata de una práctica legítima. Sí, pero siempre y cuando esas «encuestas experimentales» no desemboquen en una cesión opaca de información privilegiada para el Partido Socialista. Nadie puede impedir al CIS hacer estas proyecciones electorales, porque objetivamente solo está vetado que se difundan ahora. Pero en la medida en que el CIS se ha configurado como un elemento más de la propaganda oficial de La Moncloa con dinero de todos los españoles, no es difícil aventurar que se trata de una información secreta y determinante que, en manos del PSOE, podría ser utilizada a capricho en las horas finales de la campaña. Tezanos debe saber, sabe de hecho, que si la ley le permite realizar nuevos sondeos, sus conclusiones deberían estar a disposición de todos los partidos. Pero si se hacen esas proyecciones y solo llegan a unas formaciones en detrimento de otras, se trataría de una conducta cuasi prevaricadora.
Tezanos puede ampararse en que los datos que está obteniendo en estos momentos son «parciales» y quedarán «pendientes de estudio y ponderación». Es decir, defiende que se trata de información poco menos que inservible porque no está suficientemente contrastada, de modo que su utilidad es difusa. Pero en realidad eso es lo de menos. No es una excusa válida. Basta la mera sospecha de que el CIS se pone al servicio de un solo partido, y basta que no ofrezca públicamente esas investigaciones a las demás formaciones en igualdad de condiciones, para que pueda afirmarse que también es una práctica moralmente reprobable. Más aún, tratándose de un servicio público cuya exigencia de transparencia debería ser muy superior a la de cualquier otra institución en un periodo electoral tan convulso como el actual.
Con información sensible y privilegiada en la mano, y con la eterna tentación de la izquierda para tensionar las calles con iniciativas extremas cuando las expectativas electorales no le favorecen, el CIS se convierte en un arma electoral más. Y desde luego, en el único culpable de su propio desprestigio. Cuando un organismo público que debería ser neutral se convierte en abogado de parte para tratar de condicionar el voto a la desesperada, o para movilizar a una hipotética bolsa de voto indecisa, su papel queda deslegitimado. Tezanos no es un sociólogo más. Forma parte de la estrategia de Pedro Sánchez para tratar de movilizar el voto adulterando su ‘cocina’ a capricho en beneficio de los intereses de la izquierda. Negar la evidencia a estas alturas y maquillarla con excusas de brocha gorda, no tiene sentido.