Editorial
Sánchez ha normalizado el acoso político a los jueces
Es lógico que cuando el Gobierno de Pedro Sánchez toma como una pésima costumbre acosar a los jueces que no dictan resoluciones favorables a sus intereses políticos, otros gobiernos autonómicos se contagien de impunidad y lo imiten. La juez decana de Palma de Mallorca denunció ayer que el Ejecutivo de Baleares, presidido por la socialista Francina Armengol, no está respetando la independencia de los jueces porque sus resoluciones han revocado su arbitraria decisión de confinar, sin dar las más mínimas explicaciones, a cientos de jóvenes por un brote de Covid. Los jueces argumentan conforme a criterios de libertades y protección de los derechos, pero Armengol y su equipo han pretendido deslegitimarlos. Es demasiado. La izquierda solo quiere una sumisión absoluta de todos los poderes del Estado. Eso sí, cada juez intimidado o perturbado en su independencia tiene la obligación de buscar amparo en el CGPJ. No bastan las denuncias públicas de un día, y el Poder Judicial debería estar en guardia y ser más combativo. Por su propio bien, porque Sánchez ha normalizado el acoso y no hace prisioneros.