Editorial
Una retirada total, una derrota humillante
Estados Unidos culminó en las últimas horas la retirada total de sus tropas de Afganistán, incluso antes del límite impuesto por el régimen talibán. Atrás quedan veinte años de fracaso de Occidente en la puesta en marcha de una democracia allí donde existía un régimen abrasivo, profundamente antioccidental y promotor de atentados terroristas. Joe Biden podrá dar todas las explicaciones que considere oportunas, como hizo ayer. Pero ha sido una retirada que ha retratado muchas de las insuficiencias organizativas y preventivas con las que se ha manejado durante dos décadas la alianza internacional. Si nadie intuyó que el terror talibán iba a resistir del modo en que lo ha hecho, proclamando una victoria sobre el mundo moderno y globalizado, es porque los servicios de información y espionaje han fallado estrepitosamente. Si nadie calculó una derrota así, es mucho lo que queda por revisar en Washington, en Naciones Unidas, en la OTAN y en la UE. Y si nadie prevé ahora que pronto se inaugurará un nuevo tiempo de sangre derramada en Occidente, es que no quiere mirar de frente esta humillante derrota.
