Editorial

Primero de mayo: retrato de familia obrera y gubernativa

Los sindicatos de clase dieron ayer la talla de su insolvencia, a gusto del Gobierno

Editorial ABC

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Que la protagonista de la marcha del Primero de Mayo fuese ayer la vicepresidenta segunda del mismo Ejecutivo al que los sindicatos deberían pedir explicaciones y poner contra las cuerdas dice mucho del deterioro alcanzado por unos ‘agentes sociales’ cuya credibilidad es inversamente proporcional a su complicidad con el Ejecutivo que financia su indolencia. Con la presencia del líder del PCE -hoy secretario de Estado- o del ministro de Consumo, paradoja escénica de una manifestación en la que los discursos giraron en torno a la inflación, los sindicatos posaron ayer en un revelador retrato de familia. Sin otra solución que intervenir el mercado y criminalizar a las empresas que a duras penas han salvado los muebles de la economía durante la crisis del Covid, y en manos de una vicepresidenta que tras envainarse la contrarreforma laboral anuncia a bombo y platillo un nuevo Estatuto de los Trabajadores, los sindicatos de clase dieron ayer la talla de su insolvencia, a gusto del Gobierno.

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