Presupuestos sin lógica
Sánchez se apunta un tanto político al eludir el veto a sus Presupuestos, pero no son las cuentas de la recuperación. Son solo la coartada de toda la izquierda para protegerse en el poder
EL rechazo a las enmiendas a la totalidad presentadas por la oposición al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2022 ha coincidido con dos informaciones que revelan hasta qué punto la dirección política de España está distorsionada. Por un lado, el Banco de España ha vuelto a alertar de que nuestra economía sigue sumida en riesgos altos, diagnóstico que choca frontalmente con la alegría dicharachera del Gobierno de Pedro Sánchez sobre los «Presupuestos de la recuperación». Por otro, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha puesto pie en pared con el trágala de la reforma, derogación o modificación -ni el Gobierno sabe qué va a hacer- del mercado laboral. Frente a estos avisos de instituciones que en cualquier democracia europea serían tenidas muy en cuenta, la dirección política y económica del país está en manos de una coalición de partidos extremistas de izquierda y separatistas, la mayoría de los cuales, en la Europa a la que tanto apelan, oscilaría entre la marginación y la ilegalidad.
Sánchez evitó las enmiendas del Partido Popular, de Vox y de Ciudadanos, entre otros grupos parlamentarios, gracias a sus pactos con EH Bildu, que confirman con hechos que Arnaldo Otegi se jactó con motivo cuando dijo que sus votos serían a cambio de presos. Al tiempo. Esquerra Republicana de Cataluña también ha votado contra las enmiendas, pero ha dejado un reguero de humillación a los socialistas, que estos aceptan con una sumisión inaudita. El portavoz republicano, Gabriel Rufián, no deja pasar ocasión para recordar al PSOE todo lo que le deben y que no está pagado con la imposición a las plataformas audiovisuales de programaciones en catalán. Rufián tiene razón: Sánchez le debe todo a ERC y los republicanos irán cobrándose sus facturas a medida que avance el debate parlamentario sobre los Presupuestos Generales de 2022. Y así, cada victoria que consigue el presidente del Gobierno en el Congreso gracias a ERC aprieta un poco más el nudo que lo ata a los republicanos.
Todos los que aspiran a demoler la unidad constitucional del Estado se apuntan al festín de los Presupuestos de Sánchez. Y por si fuera poco, España tiene el dudoso honor de ser el único gobierno de la Unión Europea cuya política laboral, en plena crisis de empleo, de inflación y de pensiones, está en manos de una comunista. Además, la propaganda de La Moncloa es una estafa que oculta la letra pequeña, por ejemplo, del bono cultural a los jóvenes, expuesto a tributar en renta como si fuera un ingreso laboral o profesional. Y esperemos al verdadero acuerdo sobre la reforma laboral, porque una cosa es predicar ante un micrófono y otra muy distinta laminar una ley que está permitiendo unas cifras de empleo de las que el propio Gobierno se enorgullece. Diría poco de Sánchez y sus ministros económicos que realmente creyeran que, tal y como está la situación, la contratación habría crecido igual sin las medidas del Gobierno de Mariano Rajoy.
La consecuencia de esta suma de factores es la existencia de un poder político real en manos de partidos cuyo objetivo es lesionar los intereses de España. El discurso buenista de «no dejar a nadie atrás» o de «salvar vidas» es la máscara que tapa el rostro de un Gobierno, que se apoya en una coalición dañina de partidos cuyas exigencias empobrecen el interés general. Y sobre todo, que mantiene a Sánchez únicamente como parapeto para evitar a toda costa cualquier opción que pueda tener el centro-derecha en las próximas elecciones generales.