Editorial
Presupuestos 2022: el peor castigo a la clase media
Los costes de la factura de la luz se han multiplicado ya por cinco en los últimos meses y a Sánchez solo le importa la colocación del mensaje propagandístico porque el bolsillo de los españoles es su última preocupación
Los presupuestos para 2022 diseñados por el Gobierno son un canto al gasto público expansivo y al endeudamiento creciente del Estado, bajo la previsión de unos ingresos vía impuestos que difícilmente van a soportar el cariz electoralista impulsado por Sánchez. Son también la expresión de un hachazo fiscal a autónomos, familias, ahorradores y pymes, que en definitiva configuran la clase media española. Los costes de la factura de la luz se han multiplicado ya por cinco en los últimos meses y a Sánchez solo le importa la colocación del mensaje propagandístico porque el bolsillo de los españoles es su última preocupación. Le basta con encubrir sus subidas fiscales con discursos pretendidamente progresistas en favor de la diversidad, la transformación digital, la transición ecológica o los retos de la Agenda 2030. Pero lo que siente el ciudadano es ahogo en este continuo sablazo, impuesto por la doble vía de sacar directamente el dinero de la cartera de los contribuyentes y de repercutir sobre los españoles los gastos de más que están asumiendo la industria y las empresas. El precio de los combustibles está en máximos históricos, como lo estará en breve el gas en cuanto llegue el frío, y por supuesto, la luz. Las cuotas de los autónomos subirán entre 96 y 225 euros en 2022. Y a eso se añaden la pretensión de forzar a las comunidades del PP a subir impuestos, la idea de ampliar el impuesto de sociedades, el nuevo catastrazo y el castigo a los planes de pensiones. Se trata, en fin, de una estrategia para asfixiar a la clase media y que esta sea la que pague la ‘fiesta’ para que perviva el sanchismo.