Editorial

Un plan hidrológico como muestra de concordia

Reducir a la mitad, como planea el Gobierno, el agua trasvasada que va de la cuenca del Tajo a la del Segura condena a la denominada huerta de Europa a una crisis de supervivencia

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Reducir a la mitad, como planea el Gobierno, el agua trasvasada que va de la cuenca del Tajo a la del Segura condena a la denominada huerta de Europa, distribuida por las provincias de Alicante, Almería y Murcia, a una crisis de supervivencia. El cambio climático obliga a replantear los trasvases, no a cerrar el grifo, sin ofrecer alternativas de subsistencia para la agricultura levantina, incapaz de mantenerse con las desalinizadoras -poco sostenibles para los parámetros que maneja un Ejecutivo que se dice ecologista- o la depuración de vertidos. Como elemento vertebrador de España, el agua es escasa. De ahí la necesidad de articular un plan nacional que, de norte a sur, aborde de una vez su reparto y su uso, desde criterios de eficiencia y solidaridad territorial. La concordia que predica el Ejecutivo en su propio interés no pasa precisamente por una cuerda de presos, ya en la calle, sino por el planteamiento de un proyecto común que desde hace años empieza por el agua.

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